El sonido del vinilo girando en los tocadiscos llenaba la habitación con una suave melodía de "Take on Me" de A-ha. Las luces del club eran tenues, creando un ambiente íntimo en el rincón más alejado del ruido. Stripe, un blue heeler, observaba el movimiento con su típica personalidad enérgica.
Stripe: (sonriendo y moviendo ligeramente la cola) Hola, ¿cómo te llamas?
Russ: (bajando la mirada, en silencio, sus orejas se agacharon)
stripe: Vamos, no seas tímido. (acercándose un poco más, su voz suave y comprensiva, inclinando la cabeza)
Russ: (mirando a Stripe, con los ojos llenos de nerviosismo, su cola enroscada entre sus patas) Me... llamo... Russ.
Stripe irritante, la clase de sonrisa que hacía sentir a Russ como si todo estuviera bien en el mundo, aunque fuera solo por un momento. Stripe meneó su cola, creando un ritmo calmante que contrastaba con el ruido de fondo.
Raya: Encantado, Russ. ¿Te gustaría bailar?
Russ sintió que su corazón se aceleraba, atrapado entre el deseo de salir corriendo y la extraña sensación de seguridad que emanaba de Stripe. Tomó una respiración profunda, sus orejas se levantaron un poco y, finalmente, avanzando tímidamente.
El club seguía con su vida nocturna, ruidosa y despreocupada, ajeno a lo que se estaba formando en ese rincón oculto del club. Para Russ, aquella noche de 1985 sería solo el comienzo de algo que nunca había esperado encontrar.
Stripe llevó a Russ hacia la pista de baile, donde la música envolvía a las parejas con una magia casi tangible. Al principio, sus movimientos eran torpedos, pero Stripe no se impacientó. Con una suavidad que desarmaba cualquier barrera, comenzó a guiar a Russ con una mezcla de firmeza y delicadeza. Poco a poco, Russ se dejó llevar, sus patas siguiendo el ritmo de Stripe, sus orejas relajándose.
Russ: (susurrando) Gracias... por esto.
Stripe: (sonriendo, su cola meneando con alegría) No hay de qué. Todos necesitamos un poco de compañía a veces.
La canción cambió a una balada lenta, "Every Breath You Take" de The Police, y los movimientos de los dos perros se volvieron más íntimos. Stripe sintió que la tensión en el cuerpo de Russ disminuía con cada paso, cada giro. La conexión entre ellos era palpable, una corriente eléctrica que resonaba con el latido de la música.
Russ: (mirando a Stripe a los ojos, con una mezcla de curiosidad y vulnerabilidad) ¿Por qué te acercaste a mí?
Stripe: (con voz baja, suave) Porque vi algo en ti, algo que me recordó a mí mismo. Y porque... creo que ambos merecemos esto.
Las palabras de Stripe resonaron en el corazón de Russ, derritiendo las dudas que quedaban. En ese instante, en la pista de baile de un club anónimo de 1985, dos almas encontraron un refugio inesperado en medio del caos de la vida.
La noche continuó con risas y conversaciones, mientras Stripe y Russ se conocían más allá de las primeras impresiones. Stripe descubrió la pasión de Russ por la pintura, y Russ se sorprendió al escuchar las historias de vida de Stripe, cada una más fascinante que la anterior. La química entre ellos era innegable, una conexión que se fortalecía con cada momento compartido.
Finalmente, cuando las luces del club empezaron a encenderse, anunciando el final de la noche, Stripe y Russ se quedaron en el mismo rincón donde se habían conocido.
Stripe: (mirando a Russ con ternura) ¿Te gustaría que nos volvamos a ver?
Russ: (sonriendo tímidamente, con una chispa de esperanza en sus ojos) Me encantaría.
Al salir del club, la brisa fresca envolvía sus cuerpos. La ciudad seguía viva bajo el resplandor de los neones y las luces de las farolas. Caminaban de lado a lado, en silencio, pero era un silencio cómodo. Cada paso sobre el asfalto aún húmedo por la lluvia parecía acercarlos más.
Russ: (mirando hacia el suelo, algo nervioso) No puedo creer lo bien que la pasó esta noche...
Stripe: (sonriendo, relajado) ¿Y eso que apenas empezamos?
Russ: (riéndose un poco, aunque con nerviosismo) Yo... no suelo salir mucho. Pero... esto fue especial.
Stripe detuvo su andar por un momento, mirándolo con una expresión más seria, pero cálida.
Stripe: Russ, no me importa lo que hayas hecho antes de esta noche. Todos llevamos nuestras historias a cuestas. Pero lo que veo en ti es algo diferente, algo especial.
Las palabras de Stripe resuenan profundamente en Russ. Nadie le había hablado así antes. Sintió que algo dentro de él, una barrera que había erigido por años, comenzaba a desmoronarse.
Russ: (con voz baja) No estoy tan seguro... Solo soy un dibujante que se esconde en sus dibujos...
Stripe movió la cola suavemente, acercándose un poco más.
Stripe: Incluso los dibujantes tienen mucho que decir. Y yo quiero escucharlo.
Había algo en la voz de Stripe que le hacía sentir visto, entendido. Aquella extraña sensación de seguridad que Stripe le brindaba comenzaba a disipar su inseguridad. Mientras caminaban, Russ se sintió más tranquilo.
Llegaron a un pequeño parque al borde de la ciudad, donde las luces del club ya quedaban lejos. La tranquilidad del parque era un refugio silencioso. Stripe se sentó en un banco de madera, mirando a Russ con una expresión de invitada. Tras dudar un momento, Russ se unió a él, encontrando la misma calma que había sentido en la pista de baile.
Stripe: Entonces, ¿me contarás más sobre tu arte?
Russ: (suspirando, pero con una pequeña sonrisa) Pintar es... lo que me ayuda a procesar las cosas. Paso horas solo, yo y el lienzo. Es la única manera en que puedo expresar lo que siento, porque... nunca he sido bueno con las palabras.
Stripe lo escuchaba atentamente, algo que sorprendió a Russ. No estaba acostumbrado a esa clase de interés.
Stripe: (asintiendo, su sonrisa cálida) Me encantaría ver lo que haces algún día.
Russ: (riendo suavemente, algo avergonzado) No sé si es algo que te interesa...
Stripe: (con una mirada juguetona) Quiero ver el mundo a través de tus ojos. Apuesto a que es mucho más interesante de lo que piensas.
El halago produjo un rubor cálido en Russ. Stripe, con su sinceridad y paciencia, le dio valor para abrirse, algo que nunca había experimentado antes.
Russ: (más tranquilo) Quizás... algún día.
Stripe: (suavemente) No hay prisa. Solo quiero que sepas que estará aquí cuando estés listo.
Las palabras de Stripe flotaban entre ellos, como un puente invisible. Russ asintió, con una sonrisa tímida pero sincera, sintiendo una mezcla de alivio y emoción.
Se quedaron en el parque un rato más, disfrutando del silencio y de estar juntos. Sabían que eventualmente tendrían que despedirse, pero ninguno quería que la noche terminara. Lo que había entre ellos era algo diferente, una vibra que ambos sentían sin tener que decir nada.
Stripe: (mirando a Russ con una sonrisa suave) ¿Te gustaría que nos volvamos a ver?
Russ: (sonriendo, sus ojos brillando) Me encantaría.