A continuar

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El sonido suave del viento colándose en la cueva lo despertó lentamente. Por un momento, sus ojos permanecieron cerrados, como si su mente se aferrara a la idea de que todo había sido solo un mal sueño...pero en cuanto abrió los ojos, la realidad lo golpeó de nuevo. La oscuridad fresca de la cueva, las garras pesadas que ahora formaban parte de él, y la inmensa sensación de poder recorriendo su cuerpo confirmaron lo que había comenzado la noche anterior.

"No fue un sueño..." murmuró, observando el resplandor púrpura de las llamas que adornaban su cola. En su vida pasada, esto sería motivo de pánico o desesperación, pero ahora, al mirar sus nuevas garras y sentir el aire llenando sus pulmones masivos, solo una cosa ocupaba su mente: "Voy a seguir adelante siempre."

No había tristeza en él, ni pesar por lo que dejó atrás. De alguna manera, sentía que esta era su oportunidad para vivir las aventuras que siempre imaginó, para convertirse en ese guerrero que nunca pudo ser en su vida anterior. Con esta forma de Magnamalo, era fuerte, ágil y, lo más importante, capaz de luchar.

Se puso de pie, sus enormes patas retumbando ligeramente sobre el suelo de la cueva mientras se estiraba. "Si quiero sobrevivir en este mundo, tengo que aprender a manejar este cuerpo...y como un Magnamalo, el mejor honor es el entrenar."

Recordaba el estilo feroz y único del Magnamalo en Monster Hunter Rise, y cómo su cazador apenas podía mantener el ritmo. "Ese es mi objetivo ahora." pensó, decidido a emular el estilo de combate de esa criatura. Si podía dominar esas habilidades, entonces nada podría detenerlo en este mundo.

Con esa idea en mente, salió de la cueva y se adentró en el bosque. A medida que caminaba, comenzó a observar cómo su cuerpo se movía, probando los límites de su musculatura. Flexionaba sus garras, levantaba su cola y daba pequeños saltos para ver cuán ágil podía ser.

"Bien...necesito practicar mis ataques." pensó mientras enfocaba sus ojos en un par de árboles robustos no muy lejos. Se plantó frente a ellos, canalizando la energía de sus llamas en su cuerpo. "Vamos a ver si puedo recrear esos ataques..."

Comenzó con un movimiento rápido de su cola, intentando golpear los árboles como si fueran enemigos. El rugido de sus llamas moradas resonó por el aire, y aunque no era tan preciso como esperaba, pudo sentir la fuerza en cada golpe. "Esto...podría funcionar." Pensó mientras seguía practicando, ajustando sus movimientos una y otra vez.

Poco a poco, los ataques comenzaron a fluir con más fluidez. Sus garras cortaban el aire con fuerza y precisión, y la energía de su cuerpo respondía a sus comandos. El entrenamiento era extenuante, pero también liberador. Por primera vez en su vida, sentía que tenía el poder de cambiar su destino con sus propias manos...o más bien, con sus propias garras.

Después de lo que parecieron horas de práctica, se detuvo un momento para recuperar el aliento. El sudor caía de su frente, pero había una sonrisa en su rostro. "Esto es increíble!"

Con el entrenamiento aún fresco en su mente, se dio cuenta de que esta era solo la primera fase. Aún había mucho que aprender, pero lo más importante era que ahora tenía la determinación y el cuerpo para hacerlo.

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Con cada movimiento, el protagonista comenzaba a notar más detalles sobre el cuerpo que habitaba. No solo era fuerte...había una elegancia en su fuerza. Cada parte de su nueva forma parecía diseñada para el combate, pero no de una manera caótica, sino con una precisión y un propósito claros. Como un samurái, su estilo de lucha tenía que ser fluido, letal, y lleno de disciplina.

Un monstruoso SamuráiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora