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El bullicio de la ciudad de Lima era palpable. Las calles estaban adornadas con banderas y colores vibrantes, mientras los habitantes se preparaban para los Juegos Panamericanos. Para Miguel, este evento no solo representaba una celebración deportiva, sino también una oportunidad para cerrar un capítulo complicado de su historia. La traición de Luca, al vender armas a Ecuador durante un conflicto, había dejado una herida profunda. Sin embargo, el aire de esperanza que traía el evento lo animaba a confrontar el pasado.

Mientras las competencias comenzaban, Miguel sintió la necesidad de abordar el tema que había estado en su mente y en su corazón desde hacía tanto tiempo. Decidió que tenía que hablar con Luca, quien había llegado a Lima como parte de la delegación. La ocasión era perfecta para intentar restablecer la comunicación y, tal vez, reconstruir lo que habían perdido.

Esa tarde, cuando el sol comenzaba a ponerse y la luz dorada bañaba la ciudad, Miguel encontró a Luca en el Parque Kennedy, un lugar lleno de vida y vibraciones alegres. Luca parecía perdido en sus pensamientos, contemplando el bullicio de la gente que lo rodeaba.

—Luca —llamó Miguel, sintiendo cómo su corazón se aceleraba.

Luca se volvió, y una mezcla de sorpresa y nerviosismo se reflejó en su rostro. —Miguel, hola. No sabía si querías hablar conmigo.

—Necesitamos hacerlo —respondió Miguel, su voz firme pero cargada de emociones—. No podemos seguir ignorando lo que sucedió entre nosotros.

Se sentaron en un banco, alejados del bullicio. La tensión en el aire era palpable. Miguel tomó una respiración profunda y comenzó. —Lo que pasó en el pasado fue doloroso. Tu decisión de vender armas a Ecuador me hizo cuestionar nuestra amistad. Me sentí traicionado.

Luca asintió, su rostro reflejando remordimiento. —Lo sé. Fue un error terrible, y nunca quise que eso afectara nuestra relación. Me duele haberte lastimado.

—Es difícil olvidar —dijo Miguel, sintiendo cómo las emociones se apoderaban de él—. Pero también me doy cuenta de que no quiero que nuestra historia termine así. Los Juegos son una oportunidad para dejar atrás el pasado.

—Estoy de acuerdo. Quiero trabajar en esto —respondió Luca, mirándolo a los ojos con sinceridad—. Te pido disculpas de todo corazón, y espero que podamos reconstruir lo que tuvimos.

Miguel sintió que una parte de él comenzaba a abrirse. —No sé cuánto tiempo tomará, pero estoy dispuesto a intentarlo. La historia que compartimos es valiosa. Tal vez podamos encontrar un camino hacia adelante.

Con una mezcla de esperanza y ansiedad, ambos acordaron dejar atrás las sombras del pasado y concentrarse en el presente. La promesa de nuevos comienzos resonaba en el aire mientras regresaban a la actividad del festival, conscientes de que el primer paso hacia la reconciliación ya se había dado.

Recuerdos en el VientoWhere stories live. Discover now