Blanca y cálida, luna, arrúllame con tu luz,
porque sin ti no encuentro la alegría,
sin ti no estoy en mi sintonía.
Arrúllame para así brillar,
para brillar tanto como tú, luna mía.
Aquí estoy, esperando cada día
que acabe pronto y llegues tú, luna mía.
Con tu grandeza, con tu paciencia,
me llenas de fuerza, me das entereza.
Sigo luchando, anhelando cada día
la noche que me trae tu sabiduría.
Querida luna mía,
mis mañanas claman por tus noches,
noches donde no dejo de adorarte.
Son mi refugio, como el del búho,
y tú, luna mía, el refugio en mi monotonía.
Cuando no estás, luna,
soy como un ratón, vulnerable ante la vida.
Luna mía, no te alejes de mi día,
sin ti no hallo la alegría.
Y si te vas, luna mía,
te esperaré, con todas las fuerzas de mi vida.
