Para Ryuko, la vida en la tierra y en esencia la vida humana era algo totalmente insignificante. No tenía ningún valor, ni sentimental ni como opción de poder. Sin embargo, había algo en ella mucho más poderoso que cualquier otra cosa en el planeta: Recursos. Era bien sabido por toda su especie y por muchas otras, que sus recursos se agotaban a pasos agigantados desde que hubo una gran sobrepoblación. Pero la tierra era un planeta muy grande y basto, perfecto para que la población de su rey estuviera a salvo por el resto de su vida.
Para Izuku, Ryuko era una de sus guerreras mejor entrenadas, una prodigio en el combate, pensamiento rápido e inteligencia sobresaliente entre todos los cadetes de su reino en el ejercito. Él se consideraba un buen rey, digno de admiración para muchos ciudadanos que vivan bajo su mano. Los protegía de cualquier peligro, les daba el suficiente alimento para que todos pudieran crecer de la mejor forma posible y les daba un hogar acogedor en caso que no pudiera ser formado por ellos mismos.
Sin embargo, había una sola cosa que le había atormentado la cabeza y que no podía ignorar ni matar. El alimento no fue un problema demasiado recurrente para su reino, pero no fue hasta que la población aumentaba y aumentaba que comenzó a ser un dolor en su espalda. Ellos suelen comer cualquier tipo de carne que se les ponga de frente, mayormente vida marina como el pescado gigante era un alimento común. Pero eso se acabo, la pesca ya no podía seguir por más tiempo pues los recursos se habían agotado.
Buscando ayuda, Izuku consulto con muchos de sus más grandes científicos el problema de su sobre población, pero sus soluciones involucraba el derecho a una reproducción justa. Pero... fue entonces que uno de ellos propuso una solución.
Hace no mucho tiempo, se descubrió una especie de magia, poder, hechizo o como mierda quieran llamarlo, el cuál abría un portal hacía un mundo desconocido y nuevo. Se envío a un pequeño grupo de reconocimiento, el lugar era increíblemente fértil, lleno de una extensa variedad de vida. Zonas y ambientes donde cada uno de sus ciudadanos podría vivir cómodamente. Pero había un muy pequeño problema. Humanos. Eran los amos y señores de todo el planeta tierra, la especie superior en la cadena alimenticia. Debían ser erradicados si querían este planeta. Y eso era lo que su mejor guerrera haría.
"Tienes 10 años para preparar la tierra para mi llegada... No me falles, Ryuko."
Esas fueron las últimas palabras de su señor antes de cruzar el portal que lo mando a un mundo que derrocar.
- 10 años después -
Ryuko había olvidado en su totalidad su misión encomendada. Cuando llego, investigo lugares conglomerados de gente. Cada vez se acercaban más a poblaciones grandes de personas, encontrando lo que eran gigantescas ciudades llenas de habitantes. Ella, con su poder, se hizo un propio camuflaje que básicamente hacía que su apariencia fuera de una humana. Descubrió algo bastante interesante y a la vez preocupante... Estos humanos tenían superpoderes y no eran pocos, eran billones y el 80% contaba con una peculiaridad como así le llamaban ellos. No se acobardaría, eso estaba claro, pues tenía claro que un castigo peor le esperaría en el Izuku-sama más enojado que nunca. Por lo que comenzar a pensar correctamente y planear con la mente fría. Se tomo el tiempo de analizar cada parte de sus vidas, cada pequeño tazón de humanidad que cada persona tenía de diferente. No encontró a nadie igual a otro. Después, cayó en los villanos que había por cada rincón, pensó que esas personas eran la gran mayoría de personas poderosas, pero resulto que no era así. Héroes. Los descubrió cuando un humano con un poder de tener garras en las manos, trato de tomarla como un rehén, por su puesto, ni si quiera la cuchilla más filosa no le haría ni un rasguño.
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La misión de Ryuko
FanfictionA Ryuko se le había encargado una sola misión encomendada por su Jefe y el mayor rey que jamás pudo existir: "Coloniza la tierra y prepárala para mi llegada" . Era bastante simple. Pero ella descubrió que hay cosas que valen la pena de esté planeta...