Madre, eres la senda que nunca se agota,
el cauce sereno donde el alma flota.
Tus palabras son mapas, tus ojos, estrellas,
y en tu abrazo encuentro la fuerza más bella.
Me guías con manos de tierno cuidado,
pero entiendes que el vuelo no vive atado.
Permites que explore, que caiga y me levante,
sabiendo que en todo, el error es constante.
Me muestras que el mundo no siempre es sencillo,
que el miedo es maestro en cada sencillo brillo.
Pero al soltarme, me das algo más fuerte:
la libertad de errar, de encontrar mi suerte.
Y aunque a veces me pierda en mi andar vacilante,
tus pasos me siguen, invisibles, constantes.
No me detienes, aunque sientas temor,
porque sabes que el riesgo me da valor.
Mama, eres más que mi guía en la vida,
eres también la que da la salida.
Me enseñas que amar no es retener,
sino dar el espacio para aprender.
Así, en cada vuelta, en cada elección,
llevo en mí tu fe y tu bendición.
Aunque el camino a veces me aleje,
siempre serás mi raíz, mi eje.
Un pequeño poema por el día de la madre, espero que les guste
