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Orm sonrió brevemente cuando se sentó en la banqueta al lado de Lingling

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Orm sonrió brevemente cuando se sentó en la banqueta al lado de Lingling.

Había estado jugando un rato con Bing, el perrito de Lingling. Le había estado persiguiendo por un par de minutos por todo el patio, hasta que sus piernas no dieron para más.

— ¿Estás cansada? — inquirió la pelinegra, le tendió un vaso con agua de limón y la contraria la bebió gustosamente.

— Bing es muy energético, algún día hará que mis piernas se salgan y se busquen a alguien más — ambas rieron unos momentos.

Un pequeño silencio se sentó entre ellas, aunque esta vez era más cómodo. Orm volteó a ver a la mayor, esta tenía una cicatriz en la mejilla y una en la palma de la mano.

Habían pasado cerca de dos semanas desde el incidente.

Ciertamente se asustó al principio, Lingling había sentenciado la muerte de dos personas, pero todo por protegerle. Entonces cambió un poco su forma de pensar, ahora le agradecía. Y su corazón se sentía calentito al pensar en cómo le había salvado ese día, y en como sus brazos le habían sujetado para que no cayera.

— Lingling — la nombrada volteó hacia la castaña inmediatamente, le vio morder su labio inferior en señal de nerviosismo y a ella se le hizo sumamente tierno. — ¿En verdad, uh, en verdad tendremos que casarnos?

— Sí— asintió—, así está escrito.

— ¿Y lo quieres hacer porque está escrito o por...? — la pregunta quedó en el aire, un leve rubor se apoderó de sus mejillas y bajó la mirada.

Lingling pareció leer su pensamiento, así que se apresuró a contestar.— Me quiero casar contigo porque siento que te quiero — confesó.

Orm sintió sus mejillas arder. A decir verdad ya no se preocupaba demasiado, solo se dejaba llevar. Como los ríos de aguas vivas.

— Uhh, sí, mmjum — balbuceó. — ¿Y... De verdad todo esto tiene que pasar?

— Es necesario para que el mundo pague por sus pecados, nosotras somos quienes le pondremos final a todo. Si lo quieres ver de otra manera, yo tengo que estar a tu lado, y tú al mío. Estar una al lado de la otra.

Lingling a su lado... Y de nadie más. Porque Lingling la quería, no porque simplemente así había estado destinado desde los principios. Sino porque Lingling la quería a ella. Lingling quería a Orm.

Y mirando atrás, sobre su infancia y su adolescencia, sobre sus padres y amigos y sobre todo lo que Lingling había hecho por ella... Por todas las elecciones y decisiones que Lingling la había dejado tomar y la forma tan suave y dulce conla que le había tratado.

Orm se decidió.

— Está bien — la castaña asintió tras soltar un suspiro.

— ¿Qué está bien?

La mirada de Orm se clavó en la de Lingling, ambas se conectaron como sise conociesen desde hace años. Un escalofrío que les recorrió de pies a cabeza, que les hacia sentir bien. Tan bien.

— P'Lingling, Casemonos.

Orm estuvo segura.

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⛧♱𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐅𝐎𝐑 𝐄𝐕𝐈𝐋♱⛧  [LingOrm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora