keep lying | riwoong

0.1 Keep Lying Please

El reloj marcó la medianoche, y el monótono tic-toc era el único sonido que rompía el silencio, rebotando como un eco seco contra las paredes vacías de aquel frío apartamento.

Cada segundo caía con el tic-toc de aquel aparato, penetrando en la mente del chico sentado en el comedor.

Una risa amarga escapó de sus labios, rompiendo el silencio dentro del comedor. Miró el plato frente a él, cuidadosamente servido, ahora frío e insípido.

Se pasó una mano por el rostro, limpiándose los restos de lágrimas que no recordaba haber derramado, y volvió a reír, más por vergüenza que por gracia. Qué patético había sido, pensó, metiendo tanto esfuerzo en algo que, en el fondo, sabía que no importaba.

No pudo seguir reteniendo el nudo en su garganta, terminando por deshacerse entre  jadeos y llanto amargo.

"Todo esto es inútil" Pensó el joven, totalmente asqueado de sus vagos intentos por recuperar la atención de su amante ¿Él realmente era tan patético?

¿Dónde había quedado el antiguo Jiwoong?

Aquel chico que no necesitaba rogarle a ningún hombre por atención, por qué ahora se conformaba con lo mínimo...

Continuó lamentándose entre sollozos, ahogándose en un mar de dolor. El joven que había sido seguro de sí mismo había quedado hecho añicos, fragmentos tan diminutos que apenas podían reconocerse.

Él realmente era patético

Tan patético...

Tan necesitado de amor...

El sonido de unas llaves cayendo al suelo, resonando en el pasillo, lo sacó abruptamente de su burbuja de miseria, limpió rápidamente su rostro, secando las lágrimas que aún quedaban en sus mejillas.

— Ricky, La cena esta un poco fría, pero si gu-gustas puedo calentarla... No tomará mucho tiempo...

El tono de su voz fue decayendo al igual que la diminuta sonrisa que se había dibujado con esperanza sobre su rostro, la figura frente a sus ojos lucia sospechosamente alegre, y tambaleante, unas marcas muy escandalosas se asomaban por el cuello de su camisa, exponiendo la razón por la que se encontraba fuera a esa hora.

"Ni siquiera busco esconderlas..."

"No le interesa esconderme su amorío..."

Jiwoong tragó saliva con pesadez, siguió a su esposo con la mirada, su respiración se cortó y su corazón se detuvo en su pecho. Ricky miraba atentamente el plato en su lado de la mesa, ambos veían atentamente el plato de comida en el comedor, intacto, frío, insípido...

Su corazón comenzó a latir de forma dolorosa en su pecho, arrancando jadeos de su garganta.

El rubio se acercó a Jiwoong con un mirada divertida y pasos tambaleantes.

Ricky tomó del cuello a Jiwoong y lo acercó a su rostro apenas rozando sus labios, esta pequeña muestra había arruinado a Jiwoong por completo.

El corazón de Jiwoong había empezado a latir con desenfreno, él ya no podía escapar...

𐑺᮫֗ 🦴

La habitación se llenó de jadeos y gemidos ahogados, quejidos y maldiciones.

Jiwoong se aferró con fuerza a las desordenadas sabanas debajo de su ya maltratado cuerpo.

Su espalda se arqueó al mismo tiempo que tiró su cabeza hacía atrás, el joven encima de él se aseguraba de embestir con fuerza su cuerpo, llegando cada vez más profundo, arrancándole todo pensamiento lógico de la cabeza.

El pelinegro levantó la vista, obligándose a mirar al chico encima suyo, una de sus manos se alzó en dirección al rostro de Ricky, quería tocarlo, lo necesitaba. Antes de poder hacerlo Ricky había apartado su mano, interrumpiendo el contacto.

"No quiere que lo toques"

Lo que antes fueron caricias cálidas y besos llenos de amor, se habían convertido en caricias llenas de ansia sexual, todo el amor se fue y en su lugar se quedo la insaciable sed por tocar sin pudor alguno, borrando todo el amor y significado de aquel acto.

Sus gemidos de volvieron más fuertes y sus lagrimas cada vez más saladas. Desde abajo todas las marcas del cuerpo de Ricky eran visibles, marcas frescas y otras no tanto, pero ninguna suya, ni una sola marca era de él y eso, eso lo estaba matando lentamente.

Su orgasmo se acercaba velozmente, envolviéndolo entre tantas sensaciones.

Sus lagrimas de tristeza se mezclaron con las placenteras haciéndolo un desastre.

Su respiración se cortó y sus gemidos se perdieron en su garganta.

Su espalda siguió arqueándose  y sus muslos apretaron la cadera de su esposo.

Aquel usual calor se ínstalo en lo más profundo de sus entrañas, el calor lo abrazó y lo sofocó con intensidad, obligándolo forcejear y removerse con inquietud, Ricky al ver estas señales tomó el miembro de su esposo entre sus dedos, acariciando para que llegase cuanto antes al orgasmo.

— Es demasiado, detente... —pidió entre incomprensibles sollozos.

Sus ruegos fueron ignorados limpiamente, finalmente terminó por correrse entre los dedos del rubio. El interior del mayor asfixio el miembro del más joven, arrancándole una mueca y unas cuantas maldiciones, sin embargo, Ricky siguió golpeando la próstata de su esposo, aún con toda esa sensibilidad encima, al joven no le importó.

Débil y tembloroso, Jiwoong tomó el rostro del rubio  entre sus manos acortando la distancia entre ellos, rezando por no ser rechazado, solo deseando probar sus labios nuevamente, sus bocas chocaron con intensidad, aunque uno deseaba obtener un cálido beso de su amante, el otro solo buscaba explorar descaradamente la cavidad ajena. Ricky quería poseerlo de cualquier manera posible.

El rubio siguió golpeando de manera certera, finalmente llegando a su anhelado orgasmo, su miembro eyaculó en el interior del mayor con intensidad, llenando su cavidad con sus fluidos, marcándolo para siempre.

𐑺᮫֗ 🦴

Jiwoong aún sin poder conciliar el sueño, dió una vuelta en el colchón quedando de frente con la espalda de su pareja, aún estando a escasos centímetros podía sentir la barrera de separación entre ellos.

Su cuerpo dolía, su espalda, el corazón latiendo lento, pesado, como si cargara un peso imposible de soltar. Todo en él se encontraba lleno de dolor.

Nuevas lágrimas se acumularon en sus ojos, temblorosas en el borde de sus pestañas. Sus labios temblaban, atrapados bajo la presión de sus propios dientes, mordidos con fuerza para silenciar cualquier gemido que pudiera romper la calma de los sueños de Ricky. El dolor buscaba escaparse en forma de sollozos, pero él lo mantenía atrapado en su pecho, dejando que solo su respiración entrecortada delatara el sufrimiento que luchaba por mantenerse oculto.

— Por favor Ricky, quédate conmigo, por favor... —Suplicó entre ruegos ahogados, con la voz quebrada, cada palabra era un hilo frágil, apenas capaz de sostenerse.— Solo quédate a mi lado, sigue mintiéndome si así lo quieres, solo elígeme, elígeme esta vez...

Si alguien lo hubiera visto en ese momento, habría parecido patético, sin dignidad ni orgullo, pero a él ya no le quedaba nada por cuidar.

El chico abrazaba la almohada con fuerza. La abrazó con fuerza hundiendo los dedos en ella, anhelando que se transformara en la piel de quien tanto deseaba, mientras los sollozos escapaban en susurros entrecortados. Sentía que cada lágrima era un peso más en el pecho, como si ahogarse fuera inevitable.

El cuarto se encontraba en penumbra, y la noche lo envolvía en un silencio incómodo.

Entre lágrimas y agotamiento, su cuerpo cedió. Los latidos en su cabeza se hicieron más lentos, y poco a poco, el llanto se convirtió en un murmullo inconsciente, perdiéndose en la bruma del sueño. Los párpados pesados se cerraron, y en esa oscuridad encontró algo parecido a la paz.