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Capitulo 8 I Emily Rose I 

Me quedo mirando a Alex, que está justo detrás de la puerta de mi departamento, sudado y completamente tenso.

Sus ojos recorren mi cuerpo de arriba a abajo, tomando nota de cada detalle.

Sin decir una palabra, da un paso hacia mí, invadiendo mi espacio personal.

Nuestras caras quedan a tan solo unos centímetros de distancia, nuestras respiraciones chocando entre sí.

—Emily —susurra, y puedo sentir la mezcla de preocupación y rabia en su voz.

Levanta una de sus manos lentamente, llevándola hacia mi pómulo, donde sé que el moretón está empezando a formarse.

Cuando sus dedos rozan mi piel, cierro los ojos de dolor.

Es un gesto automático, un reflejo que no puedo controlar.

Alex retira la mano al instante, la tensión en su rostro aumenta mientras lucha por contener el enfado que claramente siente.

—¿Quién te hizo esto? —pregunta, su voz más baja pero cargada de una intensidad que hace que todo mi cuerpo se estremezca.

Abro los ojos y veo la determinación en su mirada.

No puedo evitar sentirme un poco más segura con él aquí, pero también estoy asustada de lo que podría pasar si le cuento la verdad.

—Alex, por favor... —mi voz tiembla—. No quiero hablar de eso ahora.

Él me mira, sus ojos suavizándose un poco, aunque todavía hay una tormenta detrás de ellos.

—No me importa quien demonios sea, Emily. No permitiré que nadie te haga daño. —Su voz es firme y sincera, y aunque quiero creerle, también sé lo complicado que puede ser.

Sus palabras me tocan profundamente, pero sé que ahora mismo lo más importante es mantener la calma.

No quiero que Alex se involucre de una manera que pueda empeorar las cosas.

—Gracias, Alex —respondo finalmente, mi voz apenas un susurro.

Él asiente, pero puedo ver que no está satisfecho con mi respuesta.

Se aleja un poco, dándome el espacio que necesito, aunque sus ojos no dejan de mirarme con intensidad.

—Voy a quedarme aquí, Emily —declara—. No me iré hasta que sepa que estás bien.

Sus palabras me reconfortan, aunque también me preocupan.

No quiero que Alex se ponga en peligro por mí, pero su presencia me tranquilizan de una forma que no sabia que existía. 

Alex me observa con detenimiento, sus ojos recorriendo la habitación hasta que se detienen en uno de los sofás.

Sin decir nada, me lleva hasta allí y me sienta con cuidado.

Luego se pierde en la cocina y regresa unos segundos después con una bolsa de hielo en la mano.

—Aquí, para el moretón —dice con voz suave, colocando la bolsa con hielo sobre mi pómulo. Siento el alivio inmediato del frío, aunque el dolor persiste.

Alex se concentra luego en los arañazos de mi brazo.

Puedo ver cómo se tensa más al observarlos, la furia burbujeando bajo la superficie.

—Emily, ¿quién te hizo esto? —pregunta de nuevo, su voz un poco más apremiante.

Respiro hondo, tratando de calmarme, pero las palabras salen antes de que pueda detenerlas.

Destino entrelazadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora