Glimpses of Us | Patricia & Nestor Oneshots

Caminos Cruzados

"Somos una casualidad llena de intencion."

La música de aquel lujoso bar en Valencia retumbaba en los oídos de Patricia, y la voz chillona de sus amigas, intentando hablar más fuerte que la canción que sonaba, era aun peor. Había salido a tomar unas copas precisamente por insistencia de ellas, y porque el trabajo la tenía tan abrumada, y acaparaba tanto su vida, que pensó que un respiro le vendría bien por una vez. Pero ahora aquí, mientras platicaba con ellas de frivolidades y temas poco profundos, se daba cuenta de que haber venido, quizá no fue la mejor idea. Había un vacío en su interior desde hace mucho, que ni sus amigas ni todas las copas que se había tomado, lograban llenar. Se había engañado durante años, diciéndose a sí misma que no necesitaba nada más para ser feliz, que lo tenía todo con lo que alguna vez soñó. Dinero, poder, lujos, gente a su cargo, personas que la admiraban y que veneraban el suelo que ella pisaba. Como los dueños de este bar, que al enterarse la primera vez, de la presencia de la mismísima presidenta de la Comunidad Valenciana en su establecimiento, prácticamente habían tendido una alfombra roja para ella, poco les faltó para ponerse de rodillas y agradecer que se dignara a visitarlos. ¿Quién no iba a sentirse lleno con todo eso? Bueno… lo que sucede es que, después de un rato, toda esa atención, esos lujos y el poder, se vuelven aburridos, superficiales, y terminas necesitando más.

—¿Tú qué piensas, Patri?

La voz de Laura, una de sus amigas, la sacó de su ensimismamiento, regresándola a aquella ruidosa mesa delante de ella.

—Eh… perdona, ¿qué me decías? No te escuché. —alzó el tono, compitiendo con la música que resonaba en las paredes de aquel lugar.

—De la remodelación de mi cocina, ¿crees que la paleta de colores que me mostró el decorador esté de verdad en tendencia? No quiero terminar con un trabajo anticuado y feo.

—No lo sé, Laura, pero si te gusta la paleta de colores qué más da si está en tendencia o no. —su respuesta fue más agresiva de lo que hubiera querido, pero es que de repente sentía que quería huir de allí, y del montón de tonterías que sus amigas hablaban, ya no se lo estaba pasando bien y sabía que cuando su batería social se agotaba, era mejor por el bien de todos marcharse.

—¿Oye, Patricia, estás bien? Te noto rara, ¿qué te pasa, eh? —preguntó Maricarmen, frunciendo el ceño.

—Sí, sí, estás como en otra parte. —añadió Isabel, otra de sus amigas, igual de intrigada que las dos anteriores. —¿Acaso estás pensando en un tío? Venga, cuenta, ¿tienes un nuevo lío?

Ante esto, Patricia rio y sus amigas hicieron lo mismo.

—Que va, chicas, ustedes saben que yo no tengo tiempo para esas cosas.

—A ver, que para echar un buen polvo, siempre es bueno hacer tiempo. —la risa volvió a invadir a las cuatro mujeres, y esto alivió un poco el malestar de Patricia.

—Pues fíjate sí, pero no he visto a ningún aspirante que me llame la atención esta noche.

—En aquella mesa hay algunos que no han dejado de mirarte en toda la noche. —Laura señaló un grupo de hombres en una mesa al fondo. —Y son más jóvenes, como te gustan. Aparte de que están buenísimos, lástima que yo estoy casada, que si no…

Patricia echó una mirada rápida a los tíos, y sí, era cierto que estaban guapos y que parecían mirarla con interés, pero no despertaban lo suficiente el suyo.