Blue Snow

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Si Megumi podía describir su vida en una palabra sería desastrosa

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Si Megumi podía describir su vida en una palabra sería desastrosa.
Tuvo una pareja hermosa, era alto, cabello rosa, ojos hermosos e hipnotizantes, brazos grandes que lo abrazaban y acariciaban.
Pero esa misma persona era quien lo abofeteaba, el mismo que le gritaba y el mismo que apretaba.

Sukuna era un demonio de sabe donde, por eso luego de la muerte de su padre, Toji Fushiguro y su hermana, Tsumiki, joder él no supo que hacer, la depresión ganó en su cuerpo.
No salía de su cama y en vez de apoyarlo, Sukuna fue quien le dirigió las peores palabras.

"Estas loco, Megumi, iremos al psiquiatra mañana por la tarde después de que llegue del trabajo". -Dijo su pareja mientras besaba su mejilla para después salir de la habitación y Megumi se sintió más jodido qué lo que ya se sentía.

A la mañana siguiente cuando Sukuna salió rumbo a su trabajo él se levantó de la cama, se dió un rápido baño mientras sentía su cuerpo temblar.

"Mierda esto". - Quiso reír pero su vida estaba tan del carajo que solamente suspiró, se puso una pijama suave, era invierno y el frío era horrendo. Una camisa enorme qué pertenecía a su padre y un acolchado pantalón, de colocó sus tenis más cómodos mientras buscaba las llaves de su auto, desordenando todo a su alrededor.

Al encontrar las llaves con un pequeño llavero de gatito (dado por Tsumiki) salió despavorido de casa, dejó un desastre dentro y fuera, la puerta abierta, solamente llevaba su celular con muy poca batería y algo de comida, ya vería como se las arreglaría.
Entró en el empolvado auto mientras salía aún temblando, nervioso, avergonzado pero euforico, sus manos apretando el volante ¿hace cuanto no maneja? Esto es absolutamente peligroso pero ya no había vuelta atrás, escuchó los gritos y murmullos de  vecinos que groseros eran al igual que eran de insignificantes para él.

El vidrio bajó y él gritó "¡Mierda usted y su marido que la engaña!". -Entonces supo que tal vez si estaba mal de la cabeza pero no por su depresión.

Manejó rápido, sin control, sin importarle si un policía lo perseguía, nada le importaba en ese momento, estaba enojado y muy jodido.
Tras horas de manejo y no parar simplemente se detuvo en una tienda en medio de la nada, miró su celular después de semanas de no agarralo para nada. Veinte porciento.
Miro llamadas perdidas de Sukuna las más recientes, Nobara y Yuuji las más antiguas e incluso logró ver una que otra de Maki.

Su celular empezó a vibrar de nuevo mientras bajaba del carro, con el en mano buscó en la guantera algo de dinero.

"¡Bingo!". -Dijo en voz baja al encontrar algunas monedas y unos billetes de poco valor. Salió del carro para entrar a la pequeña tienda, escogió algo sencillo que le daría energía en el camino a la nada.

Una pequeña cajita de mochi se cruzó en su camino la cual parecía brillar, el azúcar le daría energía y después de meses sin una pizca de azúcar en su sistema. No pagó mucho, le quedaron algunas monedas qué estaba seguro que no necesitaría porque no creía parar de nuevo por un largo tiempo.
Salió agradeciendo a la anciana de bonito cabello, al estar fuera sintió vibrar de nuevo su celular y está vez por primera vez en horas contestó.

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