Con una sonrisa malvada en los labios, TaeHyung caminaba con cautela, tratando de no hacer ruido, mientras se acercaba al malhumorado pelinegro que revisaba por última vez un informe sobre la lista de personas que tenía que entregar a Cupido. Llevar el amor a las personas no era fácil, y tener que ordenar el papeleo era peor; un simple error y tendría que volver a hacerlo todo de nuevo.
—¡Boo! —gritó TaeHyung, tocando los costados de JungKook con sus dedos. Por el susto, la carpeta salió volando y los papeles se esparcieron por todo el piso. JungKook los miró con horror y luego se volteó hacia el castaño, que no paraba de reír detrás de él. Ahora tendría que volver a ordenarlos.
—¡Maldito bastardo! —dijo molesto, corriendo tras TaeHyung, quien huyó del pelinegro que quería golpearlo. Ambos chicos corrieron por el pasillo y las personas los evitaban; ya estaban acostumbrados a las continuas peleas entre los dos ángeles, que se llevaban como perros y gatos. Eran como el agua y el aceite, no combinaban, siempre compitiendo entre sí.
Los dos eran muy diferentes y, en cierta manera, se complementaban; JungKook era serio y centrado, muy responsable con su trabajo y puntual. En cambio, TaeHyung era alocado, irresponsable, desordenado y muy torpe. El castaño lograba que JungKook saliera de su zona de confort, alocándolo un poco, mientras que el otro hacía que TaeHyung fuera más serio con su trabajo en algunas ocasiones por su competitividad.
—Ven aquí, maldito —dijo el pelinegro, molesto, corriendo lo más rápido que podía, casi rozando la camisa de TaeHyung, quien gritó al girar repentinamente en la esquina hacia las escaleras, chocando con alguien. Hizo que esta persona cayera, y él también lo habría hecho de no ser porque JungKook lo atrapó.
El pelinegro, al ver a la persona rodando por la escalera y su grito de dolor, cubrió su boca con sorpresa, con una expresión de horror similar a la del castaño.
—¡Jefecito! —gritó TaeHyung, quien corrió a ayudar a Cupido cuando este llegó al segundo piso. Si antes no lo habían despedido, ahora sí lo harían.
(...)
TaeHyung y JungKook se encontraban sentados, uno al lado del otro, en unas sillas frente al escritorio de Cupido. El arco y las flechas estaban sobre el escritorio mientras él los veía con seriedad. Llevaba tanto tiempo en silencio que ambos se sentían incómodos con la penetrante mirada del ángel.
Si pudiera usar ambas manos, ya los habría estrangulado.
Su jefe se había roto el brazo al caer. Era un hombre compasivo y no despidió a TaeHyung, pero estaba tan molesto que quería golpearlos a ambos: a TaeHyung por empujarlo y a JungKook por iniciar la persecución.
Más que por compasión, TaeHyung y JungKook eran los únicos que podían usar el arco de Cupido, al ser ángeles del amor. No podía despedirlos o su negocio se iría a la ruina.
—Señor... —dijo JungKook, tratando de cambiar el pesado ambiente.
—Silencio —dijo con seriedad—. Sabes lo que hiciste... —agregó molesto, mirando a TaeHyung.
—Lo tiré por las escaleras y se rompió el brazo —dijo, haciendo que JungKook reprimiera una sonrisa, ya que sabía que Cupido no se refería a eso precisamente. Un tic nervioso apareció en el ojo derecho del dios mayor.
—¡No! —gritó alterado, y el pequeño ángel dio un respingo en su lugar por el susto.
—¿No? —preguntó temeroso—. Pero si se fue rodando por l...
—¡Cállate, TaeHyung! No ayudas —dijo el pelinegro, cubriéndole la boca.
—A ver, dime, ¿cómo piensas que podré impartir amor a los demás si tengo el brazo roto y no puedo usar el arco? —dijo molesto, señalando su brazo enyesado.
JungKook quitó su mano de la boca de TaeHyung. El castaño bajó la mirada, haciendo un puchero. Cupido respiró profundamente, tratando de calmarse.
—Mira, TaeHyung... Ahora tú tendrás que hacerte cargo. Serás el nuevo Cupido temporalmente, hasta que me recupere, y JungKook te va a ayudar.
—¿Qué? —dijeron JungKook y TaeHyung al mismo tiempo.
JungKook, estupefacto y preocupado por el futuro de la humanidad y los posibles daños hacia ella y hacia sí mismo. TaeHyung, por otra parte, estaba confundido con la situación, ya que a veces le costaba entender las cosas.
—JungKook, saca las flechas de plomo con plumas de búho —dijo, y el pelinegro obedeció. Pero al sacarlas, un brillo lo rodeó por completo, cegando a TaeHyung. Cuando el brillo desapareció, dejó ver a JungKook con una vestimenta negra, su cabello se había vuelto morado y sus alas habían cambiado a negro también.
—Esas flechas son del desamor y la indiferencia. Mantenlas guardadas y alejadas de este loco —señaló a TaeHyung, quien frunció el ceño, ofendido.
—Solo se utilizarán cuando haya que quitar los efectos de las flechas de amor. Si se usan en una persona que no está enamorada, podrías crear un psicópata... Ya las he confundido varias veces —rió culpable—. Y no queremos eso, o Locura nos demandará como la otra vez, ya que las enfermedades mentales y los trastornos son su área —suspiró.
JungKook asintió, suspirando. A él le tocó atender esos casos con el abogado Park.
—¿Y cuando se necesite quitar los efectos de la flecha de amor?
—De eso te harás cargo tú. Confío en que serás más responsable. TaeHyung, tú... —Ni siquiera terminó de hablar cuando TaeHyung ya había tomado las flechas. El cabello del castaño cambió a un rubio rosado, y sus vestimentas se volvieron de color blanco.
—Le daré mucho amor a las personas, no se preocupe —dijo con su sonrisa geométrica.
—Solo no vayas a beber y a comenzar una guerra, como pasó en Troya, cuando te saliste del listado —suspiró Cupido, negando.
—¿Usted bebió en horas de trabajo? —preguntó JungKook, y Cupido guardó silencio por un momento.
—Cambiando de tema... —aclaró su garganta el dios mientras se enderezaba en la silla—. Ambos seguirán haciéndose cargo de sus trabajos actuales también —dijo, haciendo que TaeHyung soltara un quejido; eso significaba horas extra—. Así que váyanse ahora y comiencen. Ya perdieron mucho tiempo.
—Está bien —dijeron ambos al unísono, antes de salir llevándose el listado junto con el arco y las flechas. Se sincronizaban bastante bien; nada malo podía pasar.
¿no?
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.¿Verdad?
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Cupido Sustituto
FanfictionPor culpa de un pequeño accidente, TaeHyung y JungKook le rompieron el brazo a Cupido. Ahora como castigo debían encargarse del trabajo de Cupido. Repartiendo el amor por el mundo mientras su jefe se recupera ¿Qué tan malo podría ser dejar a dos at...