21. Tercer funeral

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RHO

El timbre suena con desesperación. Abro la puerta y Cash levanta las cejas en forma de saludo. Curvea los labios hacia arriba de manera bastante controlada y entrecierra los ojos. Coloca su mentón en el hombro de mi hijo, haciendo que mis ojos vayan a este.

Deambula con la mirada, tensando los labios en un intento desesperado e inútil de contener un llanto porque jadea dentro de su boca y se esfuerza para no sacudir demasiado su cuerpo. Hay unos cuantos curitas sobre la mejilla, nariz y comisura de sus labios junto con unas pequeñas manchas de sangre dispersas en su rostro y creo que es la razón por la que quiere llorar.

Si me dice que se cayó, que se tropezó o cualquier otra excusa para no delatar a su novio, voy a golpear a Cash.

Aprieto los ojos y suspiro. El estómago se me revuelve al verlo en ese estado y pienso: ¿Falle como padre? ¿Es mi culpa que este con él? ¿Es... mi culpa que haya ahorcado a su mamá?

— Se cayó —explica el rubio, manteniendo la misma sonrisa—. Se tropezó.

—Cállate niño —murmuro deseando que no me escuche.

Ese manipulador levanta ambas cejas y Reese al fin me mira. El moreno suspira y se encoje de hombros negando con la cabeza.

—Sí me caí, Rho. Estaba columpiándome y me solté.

Ciño la nariz y agarro el codo del rizado para hacerlo venir conmigo. Puedo notar como su cuerpo tiembla y siento el hueso de su codo. ¿Está adelgazando?

Busca refugio en mis brazos y siento mi playera empaparse bajo su rostro. Jadea, hipa y murmura cosas que no entiendo. Está tratando de decirme algo.

—Hay algo que debo decirle —comenta Cash—. Reese no quiere hacerlo, así que me toca hablar a mí. Últimamente ha estado estresado y ansioso, así que comenzó a alucinar de manera horrible —suspira y baja la cabeza, poniéndose una mano sobre el rostro.

Un poco de saliva baja por mi garganta y comienzo a prestarle un poco más de atención.

—Incluso —continua— cosas horribles en donde aparezco yo —gime de dolor y levanta el rostro para volver a verme. Esta sonrojado y el enmarco de sus ojos se humedece—. Me duele tanto verlo así. Por favor, prométeme que buscaremos ayuda para él. Me da miedo hasta donde pueda llegar con su delirio. Imagine... ¿Qué tal un día se hace daño?

—Ya entendí —digo, y le cierro la puerta en la cara.

Suspiro y paso la mano por la espalda de Reese. O más bien, por los huesos de su espalda. Su piel es solo una delgada capa que los cubre sin casi nada de grasa. ¿Por qué no lo vi antes?

Reese parece quieto entre mis brazos. No me di cuenta cuando dejo de llorar, pero ahora solo se aferra a mi cuerpo y lo noto controlando sus respiraciones y contando con los dedos.

— ¿Qué piensas de eso que dijo Cash? —pregunto, retirándome del abrazo con cuidado.

No responde mientras voy a la cocina para buscar mi equipo de curaciones en las gavetas porque las curitas que le puso Cash ni siquiera están bien pegadas y no se tomó la molestia de limpiarle la sangre.

Me detengo para observarlo al no escuchar una contestación y su presencia me recuerda a la de un maniquí.

¿Qué hubiera hecho Nora en esta situación? ¿Qué debería hacer yo? Sé que no soy su padre real pero lo he intentado durante tantos años que al menos así me siento. Quizá ella se hubiera atrevido a ponerle una mano encima a Cash con tal de defender a Reese.

—Oye —digo sacando alcohol y algodones de las gavetas—. Vamos a la playa.

—Hace frio. ¿Cómo se te ocurre que vamos a nadar? —pregunta viendo al piso y cruzándose de brazos.

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⏰ Última actualización: 19 hours ago ⏰

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