Capítulo 1

1 0 0
                                    

MARCO

Era un día gris en Roma, el tipo de día en el que las nubes se arrastran pesadamente por el cielo, como si el mundo supiera que había algo oscuro y turbio que debía ser enfrentado. Caminaba por las calles, tratando de distraerme, buscando una pequeña chispa de luz en medio de la tristeza que me envolvía. Pero las sombras del pasado parecían seguirme a cada paso.

No sabía a dónde iba, solo dejé que mis pies me guiaran. Al pasar por una cafetería que solía frecuentar con mis amigos, lo vi. Alessandro. El chico que había sido mi acosador, el que me había hecho sufrir tanto. El mismo chico que, en un momento de crueldad, se había atrevido a darme mi primer beso, un beso que había dejado cicatrices más profundas que cualquier golpe físico.

Su mirada se encontró con la mía, y sentí cómo mi corazón se encogía. Un torrente de emociones se desbordó en mi pecho: miedo, rabia, inseguridad. Pero lo que más me sorprendió fue el hecho de que él no parecía tan seguro de sí mismo como solía ser. Había algo en su expresión que me dejó confundido.

"Marco," dijo, acercándose con una actitud que no esperaba. "¿Puedo hablar contigo un momento?"

El aire se volvió pesado y mis piernas dudaron. Pero la curiosidad pudo más que el miedo. Asentí y lo seguí a un rincón más apartado, lejos de las miradas curiosas de los transeúntes.

"Lo siento por lo que pasó," comenzó. Sus palabras eran lo último que esperaba escuchar de él. "Sobre el beso. Sé que fue... horrible. Lo hice para humillarte, pero... la verdad es que en el fondo lo disfruté."

Esas palabras me golpearon como un martillo. La sensación de ser usado, de ser una víctima en su juego cruel, me inundó de rabia. "¿Cómo puedes decir eso?" respondí, tratando de mantener la calma. "No tienes idea de lo que sentí. Me hiciste daño, Alessandro."

Él bajó la mirada, como si un rayo de culpa lo atravesara. "Lo sé. Pero también es verdad que no podía evitarlo. Te vi, y... no sé, había algo en ti que me hacía sentir confundido. Era más fácil atacarte que lidiar con lo que realmente pensaba."

"¿Así que te sientes mejor al insultarme y aprovecharte de mí?" La ira burbujeaba en mi pecho. "¿Es así como te sientes más hombre?"

"No," dijo rápidamente, casi con un susurro. "No era eso. Te lo juro. A veces, cuando me miraba en el espejo, me daba asco. Quería ser como los demás, y tú eras diferente. Y eso me asustaba. Así que lo único que sabía hacer era hacerte daño."

Me quedé en silencio, procesando sus palabras. En un extraño giro del destino, había algo de verdad en lo que decía. La lucha que él enfrentaba, aunque no excusara su comportamiento, resonaba con la lucha que yo también llevaba dentro. "No tienes idea de lo que significó para mí. Me sentí usado, roto. Y no sé si podré perdonarte por eso."

"No pido perdón," respondió él, mirando hacia otro lado. "Solo quiero que sepas que no era solo un juego para mí. No quiero que lo cuentes a mis amigos, los heteros. Nunca lo entenderían. Pero sé que fue egoísta de mi parte. No estoy aquí para buscar tu perdón, solo... quería que lo supieras."

Esa declaración flotó entre nosotros, y sentí cómo el aire se volvía más denso. Alessandro había mostrado una vulnerabilidad que nunca había imaginado que existía en él. En ese momento, me di cuenta de que todos llevábamos nuestras propias luchas, nuestras propias inseguridades.

"Está bien," dije finalmente, rompiendo el silencio. "No le diré a nadie. Pero esto no cambia lo que hiciste. Solo me ha dejado más confundido. No sé si puedo olvidarlo."

"Lo entiendo," respondió, su mirada más sincera que nunca. "Solo espero que encuentres tu camino. No quiero seguir siendo un obstáculo en tu vida."

Sin más palabras, nos separamos. Mientras caminaba de regreso, una mezcla de emociones revoloteaba en mi interior. La conversación había sido inesperada, y aunque no había resuelto nada, me dio una extraña sensación de alivio. Había enfrentado a mi acosador, y aunque el dolor seguía ahí, había un pequeño destello de fortaleza que empezaba a crecer en mí. Quizás, solo quizás, podría encontrar la manera de seguir adelante y dejar atrás ese oscuro capítulo de mi vida.

Marco & AlexWhere stories live. Discover now