𝐉𝐄𝐀𝐋𝐎𝐔𝐒𝐘 𝐉𝐄𝐀𝐋𝐎𝐔𝐒𝐘 [Jake Kim & Samuel Seo]

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 6

La casa de Jake estaba llena de bullicio y emoción mientras se preparaban para una de las fiestas más exclusivas del año. Su padre, había decidido organizar un evento para celebrar su reciente decisión de retirarse del mundo del crimen y enfocarse en la política. 

La lista de invitados incluía a algunas de las familias más influyentes de Seúl, creando un ambiente electrizante y, para Jake, un tanto abrumador.

Mientras decoraban el jardín, este no podía evitar sentirse nervioso. Sus manos temblaban ligeramente mientras colocaba luces y arreglos florales.

—Jake, ¿te das cuenta de que hay un montón de personas importantes viniendo? —dijo Jerry, con una voz un poco temblorosa.

—Cálmate, Jerry. No podemos hacer nada más que prepararnos —respondió Jake, intentando mantener la calma.

—Pero... — se mordió el labio—. ¿Y si algo sale mal? ¿Y si alguien se ríe de mí?

Jake lo miró con seriedad.

—No dejes que te intimiden. Solo disfruta. Recuerda que estamos aquí para divertirnos —dijo, tratando de infundir confianza en su amigo.

Finalmente, la puerta principal se abrió y entró Yuna, deslumbrante en un vestido de princesa que resaltaba su belleza y la hacía ver aún más impresionante. Su cabello estaba cuidadosamente peinado, y su sonrisa iluminaba la habitación. Jake se quedó sin aliento al verla.

—¡Te ves increíble! —exclamó Jerry, acercándose a ella con una sonrisa genuina.

Jake, aunque estaba emocionado por verla, sintió una punzada de celos al notar la atención que Jerry le daba. Yuna se volvió hacia él, y su mirada lo atrapó.

—¿Qué opinas? —preguntó, dando una vuelta para mostrar su vestido.

—Te ves... genial —dijo Jake, intentando ocultar su nerviosismo, aunque su voz temblaba un poco.

Mientras la fiesta comenzaba, la familia Hong llegó. Steve Hong, el CEO adinerado que empleaba a la tía de Yuna, era un hombre imponente a pesar que en sus días libres disfrutaba vistiendo con harapos. Sus hijos lo siguieron: Kitae, el mayor de doce años, que inmediatamente dirigió su atención hacia Yuna, y su hermano menor, Jay, que no hablaba pero infundía tranquilidad. Joy, la más pequeña, de diez años, se acercó a Yuna con una sonrisa amplia.

—¡Hola, Yuna! —saludó Joy, con entusiasmo—. ¿Quieres ser mi amiga?

—¡Claro! —respondió Yuna, emocionada por conocer a otra niña de su edad. La conexión entre ellas fue instantánea.

Jake observó desde la distancia, sintiendo una punzada de celos cuando Kitae se acercó y comenzó a hablar con Yuna.

—Hola, Yuna. Me alegra verte. Tienes un vestido precioso —dijo Kitae, sonriendo con confianza.

—Gracias, Kitae. Tú también te ves genial —respondió Yuna, su rostro iluminándose.

Jake sintió que su estómago se retorcía. ¿Por qué le afectaba tanto? Mientras conversaban, Jerry se acercó a Jake, mirando la escena con una mezcla de admiración y preocupación

—Jake, ¿crees que a Kitae le gusta Yuna? —preguntó, su tono reflejando su timidez.

—No lo sé... —dijo Jake, sintiendo cómo la envidia se apoderaba de él—. Pero parece que se llevan bien.

—Mira cómo la mira. ¡Es tan obvio! —exclamó Joy integrándose a la conversación, intentando contener una risa nerviosa.

Mientras la fiesta avanzaba, la música sonaba y la gente disfrutaba. Jake se sentía atrapado en un torbellino de emociones. Yuna seguía siendo el centro de atención, y él no podía evitar sentirse ansioso. Su risa resonaba en su mente, pero no podía sacudir la sombra de Kitae de su mente.