"𝐈𝐧𝐯𝐨𝐜𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧"
"Dominique-nique-nique era simplemente un pobre caminante que iba cantando. En todos los caminos, en todas partes, solo hablaba del buen Dios. Solo hablaba del buen Dios. Cierto día, un hereje le arrojó unas zarzas, pero nuestro padre Dominique-nique-ni..."
La Francesa y religiosa melodía resonaba en el comedor de aquel humilde y protegido hogar. Estaba a todo volumen, y se había repetido tantas veces que la familia entera se la sabía de memoria. Richie y Lawan Armstrong lavaban los platos sucios entre pequeños tarareos algo desafinados mientras Anong Armstrong bendecía el hogar entre murmullos bajos. No era una sorpresa para absolutamente nadie el saber que todos los días era la misma historia.
Misma rutina, misma protección de Dios... pero diferente bando.
Pues Rebecca Armstrong, la menor de la casa, se encontraba encerrada en su habitación, la cual era la única que quedaba en el sótano, y mientras todos creían que estaba estudiando, o tal vez orando y repasando la biblia, lo que realmente estaba haciendo era totalmente inesperado, hasta para ella misma.
Se encontraba en el baño de su habitación, con la tina llena de agua caliente, cuatro velas rojas en cada esquina de ésta, encendidas y a oscuras, completamente.
Ella estaba tan solo en ropa interior, dentro del agua y con su suave y cálida piel ardiendo como el infierno. Su respiración se encontraba algo entrecortada, pero intentaba calmarse a sí misma mientras llevaba su trasero a la punta del fondo de la tina.
Se hizo hacia atrás, sosteniéndose con sus manos para que todo su cuerpo a excepción de su cabeza estuviese hundido, cerrando sus hermosos ojos chocolate e inhalando profundamente antes de exhalar con lentitud, repitiendo una y otra vez aquel ritual que se había aprendido de memoria.
"Eres el rey de las tinieblas, y te entrego mi cuerpo,
para que elijas mi destino hoy.
Eres el rey de las tinieblas, y te entrego mi vida,
para que elijas mi destino hoy.
Eres mi rey de las tinieblas, y te entrego mi alma,
para que elijas su destino hoy."Lo repitió seis veces antes de, sin tomar ni un poco de aire, llevar su mano a su nariz y sumergirse completamente bajo el agua. Soltó algunas burbujas cuando apartó la mano que bloqueaba sus fosas nasales, dejándola a los lados de su cabeza e intentando ignorar los fuertes latidos de su corazón con el sonido del agua en sus oídos.
Intentado resistirse a la falta de aire, hizo lo posible para mantener su cuerpo en el fondo de la tina, abriendo sus ojos entre dolorosos parpadeos e intentando acostumbrarse al leve ardor mientras notaba como las luces de las velas continuaban intactas. Su pecho ardía, le urgía tomar una gran bocanada de aire, pero cuando estuvo a punto de creer que todo era una perdida de tiempo y salir, notó el fuego del pabilo parpadear antes de esfumarse, dejándola completamente a oscuras.
Estaba funcionando.
Sintió su corazón dar un vuelco a la par que el poco aire en su pecho escapaba por su nariz, presa del pánico. ¿Realmente estaba sucediendo? ¿Era real? Un cosquilleo se hizo presente en su pecho y, luego de contar hasta seis, intentó salir de debajo del agua.
<< Tiene que funcionar, tiene qué >>
Sin embargo, su cuerpo jamás ascendió, y sintió como si algo más pesado y cálido estuviese sobre sí, hundiéndola nuevamente hasta el fondo de la tina. Ni siquiera podía arquear su cuerpo, y el terror provocó que sollozase en seco, soltando el poco aire que había estado soportando en sus pulmones. Solo faltaba perder el conocimiento: Iba a morir, no debió hacerlo.
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Dancing With The Devil
FanfictionEs 1967 y Rebecca está harta de ser aquella chiquilla religiosa a la cual todos molestan. Cansada de un Dios fingiendo oídos sordos, decide tomar sus propias riendas a escondidas: ¿Qué tan mal podría irle si recurriese al mismísimo Diablo? ¿Qué tan...