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Carlos estaba caminando tranquilo por las instalaciones de Ferrari. Recién llegaba a las oficinas ya que lo citaron para grabar unos videos antes del fin de semana, nada fuera de lo normal. Seguramente las dinámicas serían retos para niños con Charles.
Acababa de almorzar un platillo en el restaurante del hotel; un cangrejo con una salsa de chili. Nunca había probado algo parecido, era un plato típico de Singapur.
Con el estómago lleno de esa maravillosa comida, se dirigió hacia sus community managers para que le expliquen lo que debía hacer. Le sorprendió saber que solo serían tres videos, y uno de ellos era específico para Santander, entonces los dinámicos serían solo dos. Claramente también había una junta para hablar de las diferentes estrategias que debían empezar a planear para la carrera.
Llegó al cuarto para grabar los videos, donde saludo a su compañero de equipo, silenciosamente apreciando lo bien que se veía con gorra y lentes.
Llevaba más de un año fijándose en Charles e intentando tirar indirectas o insinuaciones hacia él, pero parecía que estaba explicando la Fórmula Uno a un niño que jugaba con sus dinosaurios. No podía evitar sonreír cada vez que el menor lo miraba con un color rojizo en sus mejillas, solo riendo ante cualquier comentario que no entendiera. Se veía tan inocente que solo lo incitaba a seguir intentando.
Las insinuaciones no iban más allá de miradas, abrazos especiales, frases o chistes, pero cualquiera podría notar que tenían una connotación fuera de lo simple y amistoso. En cambio, Charles parecía no entender nada, a un punto que Carlos tuvo que preguntar si lo hacía adrede. Al ver la tierna cara de confusión verdadera en su compañero, se dijo a sí mismo que el monegasco definitivamente era un ser de luz.
— Muy bien chicos, buen trabajo. Nos tomaremos un breve descanso antes de seguir grabando — Dijo la chica que los ayudó con la dinámica anterior relajada.
En esos pocos minutos donde aplicaban maquillaje imperceptible en sus caras, les indicaron que hablaran sobre temas relacionados al país donde se encontraban, que dejen fluir la conversación normalmente.
— Tres, dos, uno... Empiecen — La camarógrafa señaló cada número con su dedo.
Carlos decidió empezar — ¿Cómo te ha ido en Singapur, Charles? — Atinó a decir casualmente.
— Muy bien, Calos — Sonrió — La gente ha sido muy buena, la comida es realmente agradable, estoy esperando con ansias esta carrera —
"La comida, a todos les gusta la comida" Pensó Carlos, iba a dirigir la conversación hacia allá.
— Claro, ¿has probado el... el cangrejo con chili? — Aprovechó el increíble plato que había probado para comentarlo.
— No, todavía no, ¿y tú? — Ambos mantenían su mirada fija en el otro, apreciando el bello mar y bosque en sus ojos.
