Jungkook deslizó el seguro de la puerta con un movimiento lento, pudo sentir su propio pulso acelerado, el aire entre ambos también parecía más denso. Se detuvo un instante para observar a Taehyung, con una mirada suave pero llena de intensidad, buscando una confirmación en medio de tanto silencio.Taehyung le devolvió la mirada con un ligero nerviosismo en su ojos. Era la primera vez después de la fiesta que estaban tan cerca, tan vulnerables y conscientes de la precesencia del otro.
—¿Cómo quieres qué te ayude? —murmuró Jungkook, su voz baja y suave, como si no quisiera romper la atmósfera frágil que los envolvía-. Si en algún momento sientes que no puedes, dímelo. No haré nada que no te guste, ¿vale?
Taehyung tragó, intentando controlar su respiración. El peso de la vulnerabilidad lo aplastaba, pero también existía una calma extraña en la manera en que Jungkook lo miraba, atento a cada reacción o muestra de incomodidad.
—Quiero que... —Taehyung susurró, casi como si las palabras fueran demasiado pesadas para decirlas-. Quiero que hagas lo que me dijiste por mensaje.
—¿Lo de las manos? -preguntó Jungkook, con una pisca de ternura en su mirada. Taehyung por su lado solo podía sentir a su corazón querer salir de su pecho, mientras se le dificultaba respirar cada vez más.
—Ven, siéntate en el lavamanos —sugirió Jungkook—. Será más cómodo para ti.
El castaño sin duda alguna siguió su palabra. El frío del mármol contra su piel contrastaba con el calor de su cuerpo. Jungkook se posicionó frente a él, intensificando la tensión entre ambos. Los ojos de Taehyung seguían fijos en los de Jungkook, buscando en ellos algún tipo de consuelo ante la todas esas nuevas emociones que estaba experimentando.
—¿Estás cómodo? —Preguntó Jungkook, su voz tan suave que parecía un susurro.
—Sí, solo... un poco nervioso -confesó Taehyung, sintiendo cómo sus manos temblaban levemente.
—Tranquilo. —La voz de Jungkook tenía un tono reconfortante—. No haré nada que no quieras hacer. Esto es para ti; mi prioridad en estos momentos eres tú.
El corazón de Taehyung latió con mucha más fuerza esta vez. Estaba experimentando una vulnerabilidad que lo hacía sentirse muy expuesto, pero al mismo tiempo, sentía que podía depositar toda su confianza en él.
Sin decir nada más, Jungkook tomó la mano de Taehyung, entrelazando sus dedos con los suyos. Había algo íntimo en ese simple gesto, un entendimiento tácito. Llevó la mano de Taehyung hacia su boca, sus ojos fijos en los del otro.
Taehyung contuvo el aliento cuando los labios de Jungkook envolvieron su índice. El calor de su boca, la sensación húmeda de su lengua rozando la yema del dedo, le hizo estremecer. Jungkook lo hacía con una lentitud tortuosa, su mirada nunca apartándose de la de Taehyung, quien sentía que el aire se volvía más pesado a cada segundo.
Uno por uno, Jungkook lamió los dedos de Taehyung, envolviendo cada uno con su lengua, saboreando la piel con una sensualidad que hacía que Taehyung sintiera escalofríos. El gesto no era solo físico; Había algo en la forma en que lo hacía que lo hacía sentir completamente visto, completamente deseado. Los ojos de Jungkook no se apartaban de los suyos, llenos de una intensidad que le provocaba una mezcla de nerviosismo y excitación
—Tus dedos... se sienten tan bien, e incluso mejor de lo que imaginé. —murmuró Jungkook, dejando un par de besos suaves y algunas caricias sobre la muñeca de Taehyung, justo donde tenía sus iniciales tatuadas. Luego se separó ligeramente, sin perder esa misma mirada llena de deseo. —¿Ya te dije que amo tu tatuaje?
Taehyung estaba casi sin palabras, atrapado en el espectáculo tan erótico que el pelinegro le estaba ofreciendo. Intentó decir algo, pero no fué capaz de articular una palabra, simplemente había decidido dejarse llevar por el momento. Y vaya momento, ni siquiera con las chicas de su pasado pudo sentirse así.
—Cielo, si en algún momento quieres parar, solo dímelo -Advirtió Jungkook, con una voz llena de dulzura.
—No quiero parar... —murmuró Taehyung como pudo, sus labios temblando un poco mientras sentía el ardor de la excitación—. Eres tú el que causa esto en mí.
Jungkook, observando la reacción Taehyung, bajó la mano de este y se acercó aún más, colocándose entre sus piernas con una suavidad medida. Esta vez, sus manos se movieron hacia los muslos de Taehyung, comenzando a acariciar lentamente, con una ternura que contrastaba con la pasión que había mostrado antes.
Las manos de Jungkook eran ligeras, casi como si estuviera mapeando cada centímetro de la piel de Taehyung con una devoción silenciosa. El aire entre ellos estaba cargado de deseo, pero cada movimiento de Jungkook era suave, paciente, buscando siempre la reacción de Taehyung, quien respiraba entrecortado, sintiendo cómo el calor se acumulaba en su cuerpo.
—¿Te sientes bien? —preguntó Jungkook en un susurro, su boca cerca del oído de Taehyung, su aliento cálido sobre su piel.
Taehyung solo pudo asentir, su mente nublada por las sensaciones, su cuerpo respondiendo de manera que nunca había experimentado antes. Se encontraba atrapado entre el deseo y la expectativa, y cada caricia, cada gesto de Jungkook lo hacía sentir más cerca del borde. Jungkook se sonrojó al verlo así: vulnerable, entregado, pero siempre a su ritmo.
Sin decir una palabra, Jungkook bajó una mano hasta el borde de los pantalones de Taehyung, su mirada intensa, buscando un último rastro de duda en el rostro del otro. Al no encontrarlo, deslizó lentamente la mano dentro de la tela, sus dedos rozando la piel caliente que encontró allí.
Taehyung dejó escapar un gemido ahogado, su cuerpo arqueándose instintivamente cuando Jungkook tocó su miembro. Era un contacto firme, pero aún controlado, su mano moviéndose con una maestría que parecía demasiado perfecta, demasiado enfocada en provocar el máximo placer sin apresurarse.
—Dios, Jungkook... —susurró Taehyung, su voz quebrada por el deseo, mientras sus caderas se movían al ritmo de la estimulación que estaba recibiendo. Sus manos, sin saber dónde más sujetarse, intentaron agarrar el cuello de Jungkook, sus dientes buscando su piel para morder suavemente. Pero Jungkook lo detuvo con un suave susurro.
—Tae, en mi cuello no —Le murmuró suavemente al oído—. Las marcas se notarán. Mejor sujétate de mí cintura, es lo que más te gusta de mi ¿no? Márcala, ella te pertenece.
Taehyung, aún atrapado en la intensidad del momento, obedeció sin cuestionar. Sus manos se deslizaron hasta la cintura de Jungkook, aferrándose a él con fuerza, buscando algún ancla en medio de las olas de placer que lo estaban arrastrando.
Descansó su cabeza en el cuello de Jungkook, respirando contra su piel, sintiendo el calor de su cuerpo, mientras los movimientos rítmicos de la mano de Jungkook lo llevaban al borde del abismo. Los suspiros de Taehyung se hacían más erráticos, sus dedos apretando la piel de Jungkook con desesperación, su cuerpo tenso, anticipando lo inevitable. Cada caricia, cada movimiento de la mano de Jungkook lo acercaba más y más al punto más alto del deseo carnal, hasta que ya no pudo contenerse.
—Jungkook... voy a... —Su voz se cortó, y con un último movimiento, Taehyung se arqueó por completo, su cuerpo sacudido por el placer intenso mientras alcanzaba el clímax.
Jungkook lo sostuvo, sus movimientos haciéndose más lentos mientras Taehyung temblaba levemente contra su pecho, su respiración aún irregular. El ambiente entre ellos todavía se sentía un poco cargado, pero ahora había una calma distinta, una paz difícil de describir.
—¿Estás bien, cielo? —preguntó, sintiendo una preocupación dentro de sí mientras acariciaba suavemente su espalda. Más que su deseo, su prioridad era él, mantenerlo a salvo. Su mayor miedo en ese momento era que, en el futuro, Taehyung recordara esto como una pésima experiencia.
—Lo estoy, Koo. Gracias.
Después de darle tranquilidad al pelinegro con su respuesta, Taehyung se acomodó en Jungkook, rodeándolo con los brazos en la cintura. Ambos decidieron permanecer en un cómodo silencio, disfrutando de la cercanía y procesando todo lo que había sucedido, sin que hiciera falta decir algo más.
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