En un futuro desolado y sombrío, donde la esperanza se desvanecía en cada rincón, la ciudad se tambaleaba al borde del colapso. El eco de la destrucción resonaba en las calles desiertas, y el viento arrastraba susurros de miedo entre los pocos supervivientes que se atrevían a salir de sus escondites. Este era el mundo que Trunks había conocido, un lugar donde la vida era una mera sombra de lo que una vez fue. Sin embargo, en medio de esta penumbra, una figura destacaba: la imponente Número 18.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con su cabello rubio ondeando al viento y una mirada desafiante que podía congelar la sangre de cualquiera, Número 18 caminaba con paso decidido hacia una tienda de ropa. La ironía de su destino no le pasó desapercibida. Mientras su hermano, Número 17, se encargaba de los últimos vestigios de resistencia humana, ella se permitía un capricho. Se detuvo un momento, observando cómo un grupo de hombres aterrorizados se escondía detrás de estantes en el interior del local. Sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa, y sin dudarlo, se lanzó a la caza.
Los gritos de los desafortunados resonaron en la tienda, pero para 18, era solo música. Mientras eliminaba uno tras otro, su risa resonaba con una dulzura inquietante, una melodía que contrastaba con la brutalidad de sus actos. En su mente, la imagen de un vestido de seda rojo se dibujaba, y no pudo evitar imaginar cómo le quedaría. La feminidad de 18 brillaba incluso en medio de la destrucción; su corazón palpitaba por la moda tanto como por la violencia.
Finalmente, se detuvo frente a un espejo, admirando su figura con una prenda que había encontrado: un top negro que realzaba su figura esbelta. Mientras se cambiaba, notó un espejo caído en el suelo y, al mirarlo de reojo, vislumbró una sombra familiar. Era él, Trunks, el joven que siempre parecía interponerse en sus planes. Con un destello de diversión en sus ojos, decidió jugar un poco.
—Vaya, vaya, Trunks, qué sorpresa verte aquí. ¿Te gusta lo que ves?— dijo, girándose para enfrentarlo mientras su sonrisa se tornaba coqueta. La imagen de una mujer poderosa, feroz pero juguetona, llenaba el espacio entre ellos. Trunks, con su habitual serenidad y mirada analítica, no se dejó llevar por el ambiente provocador, pero su presencia era innegable.
—Sabes, si te conviertes en mi novio, podría considerar dejarte vivir— continuó 18, con un tono burlón, disfrutando de la incomodidad que provocaba en él. Sin embargo, Trunks, con una calma casi sobrehumana, no se dejó intimidar. En un instante, su aura de ki se encendió, y en un movimiento rápido y preciso, lanzó una ráfaga que destrozó la tienda a su alrededor, dejando solo escombros.
La risa de 18 se desvaneció en el aire, su expresión de sorpresa transformándose en una mezcla de admiración y desafío. En ese breve momento, la tensión entre ellos se intensificó, y el destino de este juego a tres bandas estaba a punto de cambiar. En un mundo donde la oscuridad reinaba, el encuentro entre una villana fascinante y un héroe decidido prometía ser el preludio de una lucha que definiría el futuro. ¿Quién ganaría en este juego de seducción y poder? La historia apenas comenzaba.
