Entre Nargles y Besos

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El tren hacia Hogwarts avanzaba suavemente por los verdes campos. Harry estaba sentado frente a Luna Lovegood, una chica peculiar que le había llamado la atención desde el momento en que la vio. Luna, con su cabello despeinado y su expresión soñadora, hojeaba El Quisquilloso al revés, como si el mundo exterior no fuera tan interesante como lo que veía entre las líneas de la revista.

Harry la observaba en silencio, sintiendo una curiosidad inexplicable. Había algo en su aire despreocupado, en la manera tranquila en que vivía su vida, que le daba una sensación de paz. Sin poder evitarlo, decidió hablar.

—Eh, Luna… —comenzó Harry, sintiendo una ligera incomodidad por lo que estaba a punto de decir.

Luna levantó la vista, sus grandes ojos azules lo miraron con interés, como si estuviera esperando algo extraordinario.

—Sí, Harry —respondió ella con su voz suave y distante.

Harry tragó saliva. No estaba seguro de cómo plantear lo que pasaba por su cabeza, pero decidió ser directo.

—Estaba pensando… ¿te gustaría ser mi novia?

Luna parpadeó lentamente. Su expresión no cambió, pero se quedó en silencio por unos instantes, mirando a Harry como si estuviera procesando esa petición de una manera muy distinta a lo normal.

—¿Novia? —repitió, ladeando la cabeza con curiosidad—. ¿Te refieres a… como esas parejas que salen juntas y hacen cosas románticas?

Harry asintió, aliviado de que, al menos, Luna entendiera lo básico. Pero cuando vio que ella seguía mirándolo con una mezcla de confusión y curiosidad, decidió explicarse un poco más.

—Sí, bueno, ser novios significa que estaríamos juntos… podríamos abrazarnos, darnos besos... —Harry empezó a hablar más rápido, nervioso por estar explicando algo que le parecía tan obvio—. Y también, ya sabes, con el tiempo, podríamos hacer cosas más… íntimas, como… tener relaciones sexuales.

La palabra flotó en el aire por un momento, y Harry deseó no haber sido tan directo. Esperaba que Luna se sonrojara o tal vez lo mirara horrorizada. Pero, para su sorpresa, Luna no reaccionó de esa forma. En lugar de eso, sus ojos se iluminaron con un interés genuino.

—¿Relaciones sexuales? —preguntó Luna, inclinándose un poco hacia adelante, como si estuviera hablando de algo fascinante—. He leído sobre eso, pero nunca lo he experimentado. ¿Es algo que disfrutan mucho las parejas?

Harry se quedó sin palabras por un segundo. No esperaba esa respuesta, pero era Luna, y su forma de hablar sobre cualquier cosa con tanta naturalidad lo desconcertaba y divertía al mismo tiempo.

—Eh… sí, supongo que es algo que disfrutan… pero es algo que pasa más adelante, cuando ambos están listos —respondió Harry, intentando no parecer demasiado nervioso.

Luna lo miró fijamente, como si estuviera considerando lo que acababa de escuchar. Luego asintió lentamente, como si acabara de llegar a una importante conclusión.

—Parece interesante —dijo, su tono tan tranquilo como siempre—. Si ser tu novia significa explorar ese tipo de cosas, creo que me gustaría intentarlo. Además, podríamos descubrir si los nargles interfieren en las emociones humanas durante esos momentos íntimos.

Harry parpadeó, sin saber si reír o sentirse aún más nervioso. No era una conversación que imaginaba tener de esta manera, pero Luna era Luna, y todo con ella parecía tener una perspectiva única.

—Bueno, no es algo que tengamos que apresurar… —respondió Harry, tratando de mantener la compostura—. Podemos empezar siendo novios y ver cómo va todo.

Luna sonrió ligeramente, esa sonrisa serena que parecía iluminar todo su rostro.

—Eso suena bien, Harry. Me gusta la idea de explorar cosas nuevas contigo. Si eso incluye besos, abrazos y todo lo demás, creo que será una experiencia educativa.

Harry no pudo evitar soltar una risa nerviosa. La manera en que Luna hablaba de algo tan íntimo con esa despreocupación y curiosidad lo desarmaba por completo. Pero al mismo tiempo, algo en él se sintió aliviado. Sabía que con Luna, las cosas serían diferentes, tal vez más extrañas de lo que jamás habría imaginado, pero de alguna manera, eso lo hacía sentir bien.

—Entonces… ¿eso es un sí? —preguntó, aún sintiendo una ligera incertidumbre.

Luna asintió, volviendo a abrir su revista con una naturalidad desconcertante.

—Sí, Harry, podemos ser novios. Estoy ansiosa por ver cómo se desarrollan estas nuevas experiencias. Y si en algún momento quieres investigar sobre los nargles mientras nos besamos, estaré encantada de participar.

Harry sonrió, sintiendo una mezcla de alivio y asombro. No sabía en qué se estaba metiendo exactamente, pero con Luna, sabía que nunca sería aburrido.

Y así, en un compartimento de tren, con una propuesta extraña y una respuesta aún más curiosa, Harry Potter y Luna Lovegood comenzaron una relación que prometía ser cualquier cosa menos convencional.

"Disparos de Narrativa: Un Solo Capítulo, Mil Emociones"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora