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Montecarlo, Principado de Monaco 

Vivir de esta manera me volvía un poco más loca cada día, miraba a través del enorme ventanal que me permitía ver todo Montecarlo. Como de costumbre una vez más no llego, eran al rededor de las 3 de la mañana y no había ni un rastro de el por ninguna parte, las llamadas no entraban a su celular por lo que podía comprender que este se encontraba apagado. 

Ante las personas éramos la pareja perfecta, aparentar para engañar dicen por ahí pero el amor en el se había perdido por completo. 

La luz de un auto resplandeció través del ventanal, llego. 

Cerré mi libreta dejando el lápiz de lado, escuche como quitaba el seguro de la cerradura y como cerraba la puerta detrás de el, camino hasta llegar a mi y solo deposito un beso en mi frente para continuar su camino. 

Su aliento olía a alcohol, su cabello estaba despeinado y sus enormes ojos verdes se miraban cansados. 

Charles -Dije levantándome para seguirlo 

Mmm -Dijo el frente a mi tomando ropa para tomar un baño 

¿Donde estabas? -Dije observándolo mientras me recargaba en el frio marco de la puerta 

Andaba en la calle -Dijo el dándome una rápida mirada 

Lo se, pero ¿Con quien? -Dije mirándolo

¿Eres mi madre a caso? -Dijo el dándose media vuelta para mirarme 

No, no lo soy -Dije 

Entonces deja de molestar -Dijo el abriendo la regadera 

Charles, soy tu prometida -Dije mirandolo 

Una prometida muy entrometida -Dijo el suspirando con pesadez 

¿Que te pasa? -Dije sentándome en el lavabo como normalmente lo hacíamos cuando teníamos largas platicas en el baño 

¿Puedes salir de aquí? Quiero estar solo -Dijo el mientras entraba a la regadera

Charles, ¿Que te pasa? -Dije agachando la cabeza- Tienes meses siendo indiferente, tienes cada pedazo de mi, te doy todo lo que necesitas -Dije mientras una lagrima resbalaba por mi mejilla 

No comiences con eso -Dijo el desde la regadera- Todo esta bien -Dijo el 

Para ti, todo se desmorona aquí -Dije mirando el piso- La casa se me cae encima, tienes meses indiferente, tengo a la prensa preguntándome porque estas con otras chicas o porque te ven llegar a altas horas de la noche -Dije- Te necesito, Charlie -Dije en un susurro 

Lo siento, trabajare en eso -Dijo dándome un poco de esperanza- Llegare más temprano o vendré a dejar mi auto -Dijo el arruinando lo poco que creció en mi- Solo estas exagerando, sabes que te amo -Dijo el asomando su cabeza 

Yo también te amo, Char -Dije regalándole una sonrisa 

Espérame en la cama para dormir -Dijo el con una sonrisa 

Baje del lavabo y camine hasta la cama donde me recosté a esperarlo, tenia realmente semanas en las que no dormía conmigo. Minutos después el apareció en la cama, me abrazo y pude dormir acurrucada junto a el. 

Horas despues los rayos del sol se colaban en la habitación haciéndome despertar, el estaba recostado dándome la espalda y su camiseta estaba un poco alzada, sonreí y metí mis manos debajo de esta haciendo que se alzara más, su espalda era mi parte favorita de el aparte de sus ojos. 

Las lineas rojas en su piel blanca resaltaban bastante, mis sospechas se confirmaban, el seguía mirando a la misma chica, a la alta de piel bronceada y sonrisa bonita. 

Un nudo se formo en mi garganta adueñándose de mi, no podía seguir así, no podía permitirle que me siguiera haciendo llorar cada que le daba la gana aunque lo amaba y podría llorar toda mi vida por el. 

Me levante de la cama sin hacer ruido, tome mi ropa y entre al baño para asearme y cambiarme rápidamente. Al salir del baño el seguía dormido, tome una maleta del closet y la llene con lo esencial. 

Tome mi bolso, mis cosas y las metí dentro, tome mi celular y las llaves de mi carro para salir de esa enorme casa que parecía solo ser para mi. 

Antes de salir de la habitación, deje mi anillo sobre la almohada a su lado, las lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas, le di una ultima mirada a el que continuaba dormido, su rostro parecía tranquilo, deposite un ultimo beso en sus labios, salí de esa habitación y de esa casa para no volver nunca más. 

Mientras conducía por Monaco, mi pecho sabia y bajaba con velocidad, las lagrimas continuaban saliendo y mis manos temblaban. Conduje por las calles hasta detenerme frente al aeropuerto, necesitaba irme, a donde podía esconderme y que nada me lastimara, y por nada me refería a el. 

Tome el primer vuelo que encontré, a cualquier destino y mire Monaco por ultima vez. 


El Ángel KardashianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora