Me acuesto en mi cama después de arreglar todo lo que traje de USA y haberles enviado un mensaje a todos que estoy instalada.
Mis ojos están a punto de cerrarse cuando escucho que tocan la puerta.
—¿Diga?— Hablo fuerte.
—Saldré a comer, Vanesa ya se fue a su casa hace unas horas. ¿Quieres cenar conmigo?— Habla Deacon sin abrir la puerta —Tómalo como una bienvenida— Vuelve a hablar por mi silencio.
¿Es una buena idea? No esta mal. ¿Tocaremos el tema? Probablemente no lo recuerde. Han pasado ya 10 años y debería dejar eso en el olvido.
—Esta bien, salgo en 10 minutos— Le contesto, me siento en mi cama y agarro una blusa gris con unos pantalones blancos para dirigirme a la ducha.
Ya lista salgo de mi habitación hacia la sala de estar, antes de llegar, Deacon sale de su habitación.
—¿Lista?— Asiento con la cabeza y el me da una señal para que pase primero por el pasillo, le hago caso y camino con el detrás.
Esta con una camisa gris y pantalones de jean negro, para terminar su look de fuck boy con sentimientos, una chaqueta de cuero igual negra.
Salimos del departamento y entramos al ascensor en silencio.
—Si tienes un toque europeo— Escucho que se ríe por mi comentario. Ambos hemos estado mucho tiempo fuera de aquí al parecer.
—Y tu un toque estadounidense— Ambos salimos del edificio, pasa rápidamente por mi costado y se acerca a una motocicleta —No tienes miedo a las motos ¿cierto?—
—Estas de suerte, no sería la primera vez que me subo a una— Se sube a la moto —Todo un Bad boy— Me subo detrás de él.
—Y tú siendo todo lo que quiere un Bad boy— Le doy un golpe al costado de sus costillas.
—Eres pésimo ligando— Me pasa un casco y me lo pongo.
—Eso no es cierto, tú eres la única que se resiste a mis encantos— Se pone su casco, lo abrazo y arranca la motocicleta.
Es cierto, después de dos años estudiando con él, he visto caer a tantas chicas que sus ligues no me afectan tanto.
No mentiré que llegó a hacerme caer en alguno de sus ligues, pero nunca llegó a tanto.
Después de diez minutos, llegamos a un restaurante marino. Ambos bajamos de la moto y nos quitamos los cascos.
―Como los viejos tiempos― Se acerca ofreciendo su brazo, la agarro y empezamos a adentrarnos al restaurante.
―Debí sospecharlo― Nos sentamos en una mesa de dos personas y nos dan una carta de los platos de hoy.
―Apuesto que extrañabas el ceviche, yo apenas llegué, me comí uno con los chicos.
—De hecho, si, no se puede vivir sin el ceviche— El camarero se acerca para pedir la orden y Deacon me da la señal para que pida por los dos ―Dos ceviches y un plato con chicharrón de pescado por favor- Anota la orden y se aleja de nosotros.
―¿Hace cuánto llegaste?― Cruza sus brazos en la mesa y recuesta su mentón en ellas mirándome fijamente.
―Hoy en la tarde, Mabel fue a recogerme con algunas primas y mis mejores amigas. Tenían un cartel enorme con mi nombre― Me rio ante el recuerdo que llega a mi mente.
―Fue una buena bienvenida entonces. Yo llegue hace una semana.
―¿Cuánto tiempo sin venir?― Le pregunto yo.
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Mi vida
RomanceDalila llega después de 10 años de haber estado fuera de Perú Se reencuentra con muchas personas y amores del pasado. ¿Que puede salir mal? Muchas cosas Pero lo veremos por aquí.