04 : Pasada de copas

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Cerró su maletín, recogió su saco y salió de la oficina, otro día de trabajo terminado con éxito.

Min se despedía de algunos trabajadores que andan por ahí, diciéndoles que trataran de no quedarse hasta tarde y agradeciéndoles por un buen día.

—Aahh, La señora Kim siempre tan caballerosa.—Suspiró una omega, viendo a su jefa.esperar el ascensor.

—Jamás ví a una jefa tan preocupado por sus empleados que ella.—Dijo otra omega.

Una chica en particular, también omega, se le quedó viendo sin decir nada, la señora Kim era el prototipo de alfa estándar.

—Sí, él es taaan genial.—Suspiró viendo como se metía al ascensor y minutos después desaparecía de su campo visual.

Volviendo con Minji, fue hasta el estacionamiento para subirse en su auto e ir a su casa.

Omega.

Desde la última vez que vio a esa linda chica de la cafetería (de la cuál había descubierto que se llamaba Hanni) su loba había estado más despierto, reclamando la presencia de la omega, pero había estado ocupado últimamente y no había podido pasarse por allí otra vez.

Ella también quería ver a la omega, quería ver de nuevo ese lindo rostro avergonzado y esa linda sonrisa cuando pedía su orden y le daba su pedido.

Tratando de no pensar más en Ella, salió del estacionamiento directo a su casa.

O eso pensaba, hasta vió como la linda omega que hace unos minutos estaba en su cabeza, estaba siendo acosada por un alfa en una de las paradas de autobuses.

—¡Déjame idiota!—Gritaba la Omega tratando de quitarse al alfa de encima, era muy tarde por la noche, no habían personas circulando por aquí para poder ayudar a la pobre omega.

La alfa de Minji y la misma Minji estaban furiosos, con rapidez se estacionó y bajo del auto yendo directo hacía Hanni.

—¡Qué te pasa imbécil!?—Le quitó de encima al alfa, empujándolo lejos haciendo que cállese al suelo.—¿Te hizo algo?—Preguntó con voz suave a la omega, quien solo se le quedó mirando con ojos brillantes.

—¿Es tu omega?—Preguntó el alfa desconocido con una mirada que no le gustó para nada a Minji.

—Y si lo es, qué?

—Es solo que, amiga, eres muy afortunado, ¿cuánto me darías por una noche con ella? Apuesto que debe ser una bestia en-

Minji se acercó furiosa hasta el alfa dándole un golpe fuerte en la nariz que no le permitió seguir hablando para luego tomarlo por el cuello de la camisa.

Cállate, no te quiero ver molestando a mí omega, desperdicio de alfa.— El alfa se encogió al escuchar la voz de Minji. —Esfumate.

Algo muy particular de la voz de mando de Minji, es que esta podía también someter a otros alfas. Antiguamente, sólo los líderes de las mandas eran capaces de poseerlas, no eran muchos los alfas que la tenían.

El alfa salió corriendo de allí, cuando estuvo fuera de su vista, Minji volvió a ver a la omega.

—Lo siento si te asusté, iba pasando y de repente te vi en esta situación y yo no pude controlarme.—Explicó.

La omega iba a dar un paso para llegar a ella, pero su pierna le falló y casi cae al piso de no ser por los ágiles reflejos de Minji que lo atrapó entre sus brazos.

—¿A caso tu eres mi príncipe azúl?—Le preguntó poniendo una mano en su mejilla.

Minji la miró con una sonrisa, la cara de la omega estaba roja por el alcohol, dándole una imagen adorable.

—No lo sé, ¿Quieres que sea tu príncipe azul?

La omega sonrió, pero no duró mucho porque de repente su ceño se frunció.

—Oye, yo te conozco.—Le apuntó con su dedo índice.

—¿En serio?—Preguntó con diversión, causándole ternura el estado de ebriedad de la omega.

—Mjum, eres Kim Minji, mi clienta favorita.—Las mejillas de la alfa se tiñeron de un leve color rosado.

Dios, parecía una adolescente enamorada cuando la chica que le gusta le hace un cumplido.

—Me alegro mucho de serlo, pero creo que es hora de que vayas a casa.

Cargó a la omega hasta su auto, dejandola en el asiento del copiloto, luego de que la omega le haya dicho dónde vivía para dejarla en su casa arrancó el carro.

—Minji.

—¿Mhm?

—Creo que me gustas.

La alfa volteó a verla sorprendida, rápidamente volvió a mirar al frente para evitar algún accidente.

—Mi omega te ha estado llamando. —Empezó a explicar.—Ver fotos tuyas lo calma, pero no es suficiente.—Hizo un puchero en sus labios.—No has pasado a comprar, ha estado deprimido estos últimos días.

A Minji le dieron ganas de besarla, pero aún no podía.

—Yo también creo que me gustas, a mi también me pasa todo lo que acabas de decir.—Confesó.—Discúlpame por no haber ido, he estado un poco ocupado en el trabajo y no he podido ir.

La omega tomó la mano libre de la alfa y la puso en su pierna, la diferencia de tamaños siendo notaria.

— Gracias por defenderme. — Acarició con cariño la mano de la alfa con su pulgar.

—No es nada.—Le devolvió la sonrisa, quedando en un cómodo silencio.

...

Cuando llegaron a dónde vivía la omega, Minji se apresuró a bajar para acompañar a esta.

—Necesito asegurarme que no te vayas a caer.—Se excusó, tomando por la cintura a la omega para que no volviera a caerse.

Subieron en el ascensor y fueron hasta el apartamento de la omega.

—Creo que es hora de despedirse.—Dijo la alfa, Hanni no estuvo de acuerdo.

—Uhm, ¿esto no es solo por hoy, verdad? —Preguntó con tristeza en su voz.

—No, esto solo es el comienzo, ya te cansarás de verme.—Se acercó y dejó un beso en su frente.—Pero antes de irme, ¿Me das tu número?

La omega rió y sacó su teléfono, intercambiado números.

—Ahora si, tengo que irme.— Volvió a dejar un beso en la frente de la omega.—Nos vemos, bonita.

La alfa fue hasta el ascensor bajo la atenta mirada de la omega, cuando las puertas se abrieron se despidió con la mano y diciendo un "hasta luego" para meterse y desaparecer por las puertas.

Hanni se metió en su casa, aún sin creer todo lo que estaba pasando y teniendo miedo de despertar de este lindo sueño.

Ice coffe| bbangsaz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora