Entre risas Satoru Gojo salia de ese lugar, regalando dos disparos que estratégicamente atravesaron las frentes de ambos idiotas que segundos antes estaban peleándose por ver quien lo follaba primero.
—¡Vuelve aquí, Satoru! —gritó el encargado del lugar, quien ya se encontraba llamando a la policía por el alboroto. Gojo negó con la cabeza y, dándole un corto beso a su pistola, volvió a presionar el gatillo, dejándole la mano libre del teléfono. Aunque dolorosa.
Escuchó las sirenas aproximándose y, al salir, moviendo sus caderas, soltó un suspiro pesado. Justo entonces, golpeó con su codo a un hombre que se acercaba por la espalda, con la intención de derribarlo; seguramente había hecho algo en el pasado que lo había ofendido. Funcionaba así.
Oh, había usado su rostro como cenicero. Ahora lo recordaba. No podía negar que había sido divertido.
Al mirar hacia una de las esquinas de la cuadra, notó que las luces se acercaban aún más, obligándolo a apresurarse si quería seguir disfrutando de su vida aventurera.
—No pueden aguantar ni una fiesta —se burló, guardando su arma en la liga que decoraba su muslo—. Te amo, mi bebé —murmuró, limpiando una mancha que arruinaba la pegatina celeste que adornaba su querida (también celeste) arma—. ¡Váyanse a la mierda! —se quejó, sintiendo el ruido de las sirenas resonar en sus oídos. Estaba aturdido.
Cruza la calle ágilmente y logra escabullirse por un callejón, disfrutando de los obstáculos en su camino. Cuando estuvo a punto de llegar a la esquina, una patrulla se posicionó en su camino, pero Gojo, sin pensarlo, se colgó de un cartel de uno de los bares, admirando la decoración del lugar una vez piso tranquilamente sobre el cartel luminoso.
Un disparo a su lado lo obligó a volver de su trance, saltando del lugar hasta caer sobre el capó de la patrulla que conducía el hombre que le causaba mil suspiros.
—Espero verlo pronto, oficial Suguru —saludó de forma coqueta, mordiendo su labio inferior mientras se bajaba rápidamente, esquivando a los demás oficiales que intentaban detenerlo—. Quizá podamos divertirnos más tarde —guiñó un ojo antes de comenzar su carrera hacia su otra bebé, pero en ese momento se dió cuenta de que había olvidado dónde había escondido su motocicleta—. Mierda, mierda, mierda —murmuró, y cuando notó que de nuevo venían por él, se metió en otro de los callejones y subió rápidamente las escaleras que llevaban a la azotea de un edificio. Pateando fuertemente la oxidada unión del segundo piso con el primero, evitando que lo sigan.
Odiaba pedir ayuda, pero en esas situaciones necesitaba a Kento. Sacó su teléfono y marcó el número de Nanami, el único de sus contactos que se arriesgaría a rescatarlo.
Escuchó como la puerta que conectaba la azotea con el edificio era forzada; los oficiales querían entrar y eso lo ponía nervioso. No, no podían atraparlo.
No, era Satoru Gojo.
—¡Vamos, llega rápido! —murmuró, entrando en pánico al ver que la puerta cedía y daba paso a los uniformados que apuntaban con sus armas, aunque era evidente que no iban a usarla.
—¡Ríndete, Satoru! —gritó Suguru, recibiendo una sonrisa burlona del albino, que levantó las manos a la altura de su rostro, desafiando a los oficiales.
—Jamás lo haré, cariño —volvió a sonreír y, después de lanzar un beso hacia el atractivo oficial de policía, subió al borde del barandal y, guiñando un ojo, se lanzó al vacío.
—¡Satoru! —Geto, alarmado, corrió hacia el lugar, preocupado por el albino que se había lanzado del octavo piso sin dudarlo. Pero el chico había tomado un atajo por una de las ventanas, logrando escapar.
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come and f̶u̶c̶k̶ me • sugusato
Fanfiction𝐎𝐒 | Perdió la cabeza y le ganó la lujuria. ᰔ Smut ᰔ Suguru top ¡! Satoru bottom ᰔ Capítulo Unico adaptado de mi propia obra. ᰔ ¡Obra original! Prohibida cualquier tipo de adaptación sin mi consentimiento.