S i e t e .

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- ¿Dijiste algo? -preguntó Jungkook a mis espaldas.

- N-no, no es nada -negué y guardé mi celular en el bolsillo trasero de mi pantalón-. Tendremos que llevar tu playera al sótano para secarla. -comenté, cambiando de tema y volteé a verlo.

- Okay. -se puso de pie y guardó su celular.

Caminamos hacia la salida de la cocina, pero me detuve y coloqué una mano en su pecho, deteniéndolo igual. Miró mi mano y luego me miró a mí. Al notar lo que había hecho, quité la mano de donde no debería estar y la llevé a mi costado. Me sonrojé cual tomate y él hizo lo mismo.

- Su-Suga está en la sala... Y si te ve así te matará -murmuré apenada-. Espera aquí.

Abrí la puerta de la cocina y me asomé un tanto. Suga y Jin miraban embobados la televisión de espaldas a nosotros. Volteé a ver a Jungkook.

- Vamos. Sólo no hagas ruido.

- ¿Y por qué no la dejamos así? Se secará pronto.

- Te enfermarás -musité-. No creo que quieras enfermarte, ¿o sí? -negó.

- Puedo ponérmela ahora y me la quito cuando lleguemos al sótano.

- Buena idea. Vamos. -se colocó la playera y tiré de su brazo para ir al final del pasillo y llegar a la puerta que nos conducía al sótano. Entramos y encendí las luces.

Se quitó la playera -sin antes murmurarme un 'no me veas'- y la dejamos en la secadora.

Desbloqueé el celular y volví a mirar el mensaje.




917-362-487:
Hola, Yoonnie ☺.

Yoon Ah:
¿Golden?



Me golpeé en la frente por mandarle semejante tontería. Pero no sabía qué escribirle.

Miré a Jungkook, quien miraba atento la secadora. Pensé en preguntarle sobre qué le escribiría a un chico al cual le rompí el corazón y ahora quiere hablarme. Pero lo consideré algo tonto.

En cambio, decidí preguntarle algo mejor.

- ¿Conoces a un tal 'Golden Mak'? -pregunté, captando su atención.

- No. ¿Por qué?

Mis mejillas se pusieron rosadas de la pena. ¿Qué les pasaba? ¿Acaso hoy era el día en que mis cachetes me traicionaban?

- B-bueno... Escuché que a un chico de nuestro curso le dicen así... -mentí.

Me miró expectante y se quedó callado unos segundos.

- No, no conozco a nadie al cual le digan así -respondió al fin. Sacó su playera de la secadora y se la puso-. Impecable. Gracias Yoonni... Yoon Ah.

- De... De nada. -sonreí.

Salimos del sótano y regresamos al jardín, decidimos dejar el trabajo allí y mañana o pasado terminarlo con Min Hee. Recogimos los materiales, excepto el lienzo, ya que la pintura estaba fresca.

- ¿Qué le dirías a la persona que le rompiste el corazón? -solté sin siquiera pensarlo. Tapé mi boca. Pero ya era demasiado tarde.

Jungkook recogió los pinceles y me los dio. Cerró los ojos unos segundos y exhaló profundo.

- Nada -respondió. Lo miré con el ceño fruncido-. Yo no le diría nada. Porque esa persona se lo rompió ella sola, esa persona... Sabía que tú no podrías corresponderle, o que tenía muy pocas probabilidades. Sin embargo insistió. Y sigue insistiendo a pesar de que no puedas hacerlo. A pesar de que estés con alguien más.

Kakao Talk [Book#1] ; JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora