Cap 1

1 0 0
                                    

Las agujas del reloj se mueven constantemente; el horero, minutero y segundero se dirigen de derecha a izquierda, mientras aquella cosa con punta se balancea de la misma forma detrás de una capa de cristal.

—Es hora de irnos.

—Abuela —Mire a la señora de cabellos cenizas frente a mí.

—No sé que de interesante le ves a ese reloj viejo.

—Es precisamente por eso —Dije volviendo mi mirada al reloj de pie—. Ha estado muchos años aquí y quien sabe cuantas cosas ha experimentado... incluyendo la muerte de mi madre.

—Tesoro... —Me llamó mi abuela con dulzura.

—Tranquila nana Tila, estoy llevándolo bien —Hable con calma tratando de no mostrar mi profunda tristeza.

—Vamos, el abuelo nos espera.

Me levanté del sillón de mi casa y me dirigía con mi abuela materna hacia el carro que nos llevaría al cementerio para enterrar de una vez a mi madre.

—Andrea Medina Cuestas, hermana, hija, amiga y sobretodo madre. El día de hoy nos encontramos despidiendo a una gran mujer que toda su vida se dedicó a sus familiares y amigos...

Deje de escuchar al sacerdote después de oírlo decir el nombre de mi mamá.

Recuerdo haber ido a casa de una amiga para hacer una maqueta escolar, a pesar de saber que mi padre podría llegar en cualquier momento borracho, me fui. Fueron 3 horas aproximadamente las que estuve afuera y al volver encontré a mi madre muerta, en las escaleras de la casa con sangre en el cuello, no había rastro de quien se hacía llamar mi padre, Julio Acosta Gonzales.
Esa noche sabia que mi madre no se iba a salvar pero las esperanzas y la confianza en que ella no me podía abandonar eran infinitas.

"—Mamá, por favor, no te vayas —Pedí caminando alado de la camilla en la que la dirigían a un quiromancia de urgencias.

—Quiero que me prometas, que le harás caso a la abuela, que comerás bien y harás tus tareas —Dijo en un susurro.

—Mami, no me dejes.

—Te quiero mucho preciosa y perdóname por darte un padre como el que tienes... Te deseo mucha felicidad y deseo que tu si conozcas a un buen hombre, con quien puedas ser muy feliz..

—No tienes que pedir perdón por nada —hable resignada a lo que sabia que sucedería—. La culpa fue de él, nadie lo obligaba a tomar.

—La culpa también lo carcomido luego de lo de tu hermano, ahora podré reencontrarme con él y decirle que lo siento por no poder salvarlo —Empezó a hablar con dificultad y a toser.

—Ya no hables, te vas a mejorar, ya verás —Dije con lágrimas en los ojos.

—Te amo, Lucía, te amo muchísimo desde que supe que te esperaba —En ese instante cerró sus ojos.

Mamá, mamá espera, no te vayas, por favor."

Esa fue la última frase que dijo antes de irse para siempre, falleció el 15 de octubre a las 21:30, hoy 17 de octubre me despido completamente de ella.

—Luci, es hora.

Asentí a las palabras de mi abuela y me dirigí al ataúd que estaba por ser colocado en su respectivo lugar en la tierra.

Mi VerdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora