El Hilo del Destino: Suerte y Deseo

Capítulo 2: La Prueba de Facundo

La escena comienza con los tres amigos reunidos, sentados en el mismo lugar donde todo había empezado: un patio rodeado de plantas y el eco de risas de otras veces. La moneda brilla sobre la mesa, y Lucas, con el entusiasmo de siempre, trata de pedir un segundo deseo, algo más impresionante, algo que esta vez les dé más sentido que la hierba que ya casi despreciaban por el exceso. Pero, para su sorpresa, nada sucede. Ni un leve cambio en el aire, ni el más mínimo indicio de magia.

Al tercer intento de Lucas, Facundo sonríe de medio lado y se inclina hacia la mesa.

-Creo que ya lo sabemos -dice con voz calmada, pero que lleva algo de presunción-. La moneda concede un solo deseo por persona.

Lucas lo mira, primero dudoso y luego casi con una chispa de desafío. Sus manos se tensan sobre la moneda, y aunque está cansado de la planta y el humo, en el fondo siente que la moneda sigue siendo suya.

-¿Cómo podés saber eso? ¿No será que no tenés idea de cómo funciona? -responde Lucas, algo molesto por la certeza con que Facundo parecía hablar, como si hubiera entendido más sobre la moneda de lo que él mismo pudo.

Entonces, Nico interviene, intentando suavizar el ambiente.

-Che, quizás Facu tiene razón. Sería lógico, ¿no? Que solo nos dé un deseo a cada uno. Así no sería tan fácil.

Facundo lo observa, como si estuviera esperando ese apoyo, y con un tono casi anticipado le sugiere a Lucas:

-Pasámela. Déjame probar. Te prometo que no pido nada que no tenga sentido -dice con una sonrisa, pero con un brillo en los ojos que delata que había pensado pedirlo desde hacía rato. Sin decir su deseo, acaricia la idea en su mente, porque ha planeado algo específico.

Lucas, sintiendo el peso de lo que dice su amigo, finalmente suelta la moneda, pero antes de entregársela, le lanza una última advertencia:

-Facundo, que sea algo que valga la pena. Yo sé que pude haber pedido algo más útil, pero si vos la cagás, va a ser peor, te lo aseguro.

Cuando Facundo finalmente sostiene la moneda en su mano, la escena se llena de expectación. Cada uno de ellos siente que algo irreparable está a punto de suceder. Y mientras Facundo cierra los ojos para concentrarse en su deseo, los otros dos observan en silencio, sabiendo que ese deseo podría cambiar no solo el poder de la moneda, sino también la relación que hasta ahora parecía sólida como una roca.

La Fortuna de Facundo.

Facundo, con la moneda en la mano y una mirada determinada, hace su deseo. En su mente, visualiza una fortuna inconmensurable, pensando en el poder y la libertad que el dinero le traerá. "Deseo tener dinero en todos lados, sin preocupaciones," murmura, casi como un eco que se disuelve en el aire. Al abrir los ojos, la moneda parece perder un poco de su brillo, pero nada más cambia... o eso creen, hasta el día siguiente.

Al principio, es un billete encontrado en el suelo. Luego, un desconocido le paga de más en una tienda, diciéndole con simpatía que se lo merece. Después, premios de lotería, bonos de trabajo, incluso la generosidad de extraños, todo parece conspirar para que el dinero fluya hacia Facundo, como una corriente interminable. Lo que comenzó con monedas y billetes sueltos se convierte en una fortuna de proporciones desmedidas, permitiéndoles vivir sin límites. Lucas y Nico no podían creer lo que sucedía, pero pronto también se dejaban llevar por los beneficios.

Viajan, compran, se embarcan en un crucero y recorren el mundo sin pensar en límites, llenando sus vidas de experiencias que solo podían imaginar. Curiosamente, nunca sienten la tentación de cambiar el mundo, solo buscan disfrutarlo, manteniendo sus gastos al "mínimo" necesario para tener la mejor vida posible. Es como si la moneda no solo les diera dinero, sino una especie de moderación inconsciente, para que no caigan en excesos evidentes. Pero esa fortuna fácil, lejos de lo predecible, comienza a desatar pequeños conflictos entre ellos.