• Punto y aparte •

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Changbin se sorprendió al llegar a casa de los Han y no ver a nadie en la sala. Escuchar tanto silencio dentro de la casa se sentía raro, para él cada vez que Woo estaba fuera ese lugar se sentía vacío. Caminó hasta la cocina, dejando las bolsas de comida que había traído sobre la mesa. Iba a empezar a servir cuando escuchó voces en la parte de atrás de la casa, decidiendo caminar hasta allí para ver qué pasaba.

Su corazón de pronto se detuvo. El mundo parecía estarse rompiendo para él cuando vio a Felix llorar en los brazos de Minho mientras Jisung los observaba. Sus pies se movieron con rapidez sin siquiera pensarlo. Algo le pasaba a su novio y él tenía que saber que era.

Corrió hasta Lix e hizo a un lado a Minho. Llegar y ver al amor de su vida llorando de esa forma le traía los peores recuerdos a su mente, le hizo recordar el infierno por el que tuvo que verlo pasar años antes.

- Amor, ¿qué tienes? - limpiando sus lágrimas de forma torpe por lo nervioso que se sentía - Dime ¿qué te pasa? ¿Qué te hicieron? - volteó ver a Minho - Si le hiciste algo voy a matarte.

- No le hice nada - cruzando sus brazos - Puedo asegurarte que si alguien le hace algo de nuevo te ayudaré a matarlo.

- ¿Si alguien le hace algo de nuevo? Acaso él te contó...

- Sí, le conté - lo interrumpió Felix sollozando - deja de comportarte como un salvaje - de pronto una sonrisa se dibujó en el rostro de Felix. Changbin era un hombre musculoso pero ver llorar a su novio lo hacía volverse la persona más frágil del mundo, algo que al rubio siempre le había parecido tierno.

- Es que te ví llorando y - suspiró para hacer una pausa - No importa, lo que importa es que estás bien. Porque lo estás, ¿verdad? - Lo conocía, sabía que solía fingir su dolor frente a Jisung porque no quería preocuparlo pero que muchas veces el pasado lo atormentaba sin que él le dijera a nadie.

- Te amo tanto mi cavernícola lleno de músculos - abrazando fuertemente al hombre que dentro de unos meses se convertiría en su compañero para toda la vida - Quédate tranquilo, estoy bien, solo son unas pocas lágrimas que salieron al recordar.

Los ojos de Minho brillaban al ver el amor tan bonito que tenían esos dos hombres a su lado. Que feliz se sentiría si alguien lo amara a él de la misma forma en la que ellos dos se amaban y sería aún mejor si esa persona que lo amara con tanta intensidad fuera Jisung.

Se levantó de la silla donde había estado hablando con Felix para acercarse al castaño que parecía estar en otro mundo.
Los estaba mirando a los tres pero no se movía ni decía nada, solo estaba ahí, con sus manos en los bolsillos de su pantalón, con una mirada que no había visto nunca en nadie más.
Se balanceaba sobre sus pies de adelante hacia atrás, podías ver en su cara una mezcla de emociones que confundía mucho al mayor.

¿Cómo es que alguien puede reflejar esas dos emociones al mismo tiempo? Y más raro aún, ¿cómo puede verse alguien tan guapo solo estando parado sin hacer nada especial? - pensaba sin quitar su vista del castaño.

- ¿Estás bien? - acercándose más a Jisung que parecía no darse cuenta que Minho estaba frente a él.

- Ujum - lo miró fugazmente y volvió a llevar su mirada a la pareja frente a ellos.

Minho entrelazó su mano con la de Jisung. Haciendo que el menor volviera su vista a él con los ojos abiertos como plato, asustado por la cercanía entre ambos.

- No se en lo que piensas pero sea lo que sea, ninguno de ustedes dos se volverá a enfrentar a eso solo - el pelinegro lo estaba viendo a los ojos, con un brillo tan especial que sentía que podía ver todo en ellos. Cada emoción que su vecino estaba sintiendo estaba siendo pasada en sus ojos como una película de alta calidad de esas que ves en el cine.

Pequeño Mago《MINSUNG》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora