Sinopsis: Mirada penetrante en su persona, los colmillos mostrando su superioridad es la contraparte de la debilidad de sus piernas que amenazan en cualquier momento ponerlo de rodillas frente a su alfa.
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Casarse con su mejor amigo sonaba como una brillante idea en su cabeza, la mejor de todas. Él no encontraba a su alfa destinado y Force no encontraba a su Omega.
Los primeros meses después de cometer esa locura fueron buenos, cada quien continuaba con su vida, por las mañanas yendo a sus trabajos habituales y en su tiempo libre Force salía a divertirse y él se quedaba en casa viendo series medievales o de fantasía.
—No seamos solteros toda la vida... Deberíamos casarnos nosostros dos.— esas palabras sonaron como una broma aquella tarde de octubre, pero se hicieron realidad en marzo.
—... Y yo Book KasidetPloookphol, prometo estar contigo en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte nos separe.
Esos votos matrimoniales los ensayaron con frecuencia entre risas y bromas, solo eran dos amigos realizando la mayor locura por la confianza y amistad que se tenían desde años.
Pero la amistad escaló sin fronteras hasta este punto, donde su corazón se sentía ansiosamente feliz porque el otro llegará... Curiosamente tenían sospechas de lo que estaba ocurriendo.
Su Honey Moon estaba llegando a su terminó para dar paso a lo que verdaderamente estaba detrás de su abrupta y magnífica tontería. Habían estado buscando el amor en tantas partes menos entre ellos mismos.
[...]
—¿Por qué te niegas a sentir esto?
Las manos de Force lastiman sus brazos, ¿por qué es tan difícil para el aceptarlo abiertamente? Sus labios no logran coordinar con lo que su corazón siente.
—¿Hay alguien más?
Jamás, siempre ha sido Force.
Hay un nudo en su garganta que no le permite hablar, se siente prisionero de sus propios sentimientos.
En los ojos de Force puede ver su claro reflejo y más allá se deslumbra el dolor combinado con la decepción.
—Es eso, ¿no es así?
Escucha el grito y mueve la cabeza de un lado a otro, esto no tiene por qué estar pasando así.
—Puedes decírmelo si se trata de eso.
Su voz es molesta, los oídos del Omega a penas y pueden soportar ese timbre de voz.
—¡Por favor Force, detén esto!
Demasiado sumiso, pero sin demostrar verdaderamente lo que siente, no hay lágrimas en sus ojos aunque por dentro está preocupado.
—¿Detener qué?
Parpadea un poco pecando demasiado rápido, la mirada penetrante del alfa en su persona no lo ayuda mucho y esos colmillos afilados demostrando la superioridad que poseen los alfas desde tiempos remotos lo hace sentir estragos, sus propias piernas amenazan con ponerlo de rodillas ante Force Jiratchapong.
Cierra los ojos, está perdido, si su boca no puede expresar las palabras que desea, entonces dejara que está haga otro tipo de trabajo para no obtener un malentendido.
Encendió el cordón de la bomba con solo ponerse de puntitas para alcanzar esos tentadores labios. Un gozo desbordante erizó su cuerpo al introducir su lengua en la boca contraria al obtener una reacción de asombro por parte del que alguna vez considero su mejor amigo.
"Los alfas continúan teniendo cerca de sus colmillos una zona erógena."
Debería investigar por su cuenta si lo que leyó en aquel sitio de internet era verdadero. Tiene curiosidad y este es el momento justo. Su lengua explora la cavidad bucal encontrándose con uno de los puntiagudos colmillos, acariciando con suavidad la zona cercana.
El sonido que salió desde la garganta de Force, fue suficiente para comprobar lo que aquella página web decía. Como Omega desconocía sinceramente sobre ello, los omegas no poseen colmillos.
—Eso debería despejar todas esas idioteces que rondan por tu cabeza.
El fuerte agarré sobre sus brazos desapareció y fue el momento justo para quitarse al Alfa de encima.
No debió empezar a bromear con ello desde un principio, todo estaba sumamente tranquilo, pero su solo comentario de "¿qué pasaría con nosotros si finalmente nos enamoramos de alguien más?" desencadenó todo esto.
La bomba explotó justamente cuando Force lo regresó al mismo sitio del que quería huir, su espalda volvió a chocar con la pared y su mentón fue tomado por esa mano callosa.
—¿Tratas de huir después de eso?
—Querías una respuesta.
—Debería marcarte aquí mismo.
Esos colmillos acariciaron la piel de su cuello y no pudo sentirse más que satisfecho.
—Hazlo.— fue casi como una súplica demandante. —De igual manera, siempre nos hemos pertenecido el uno al otro.
Oh, detestaba ponerse tan sentimental al pensar, cómo habían pasado de una amistad a la locura y luego a esto.
—¿Siempre has tenido tus ojos en mí?
—No puede existir nadie más...
Un beso en sus labios dió paso a cosas más intensas, tocaría el cielo y el infierno al mismo tiempo en esa cama matrimonial que ambos compartían.
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Posdata: Intentaré poner más empeño en los siguientes OS.
