2 Segundo Periodo

6 1 0
                                    

Llegó la hora del almuerzo, y aunque la actuación en clase se sintió extraña, no podía negar que había algo que seguía dando vueltas en mi cabeza. No quería llamar la atención, eso era lo último que necesitaba, pero después de la escena con Mia y la tensión en el aire, sabía que era necesario mover algunas piezas estratégicas.

Decidí buscar a Damien. Él había mencionado a Olivia, la baryonyx en silla de ruedas que me había hablado después de mi batalla verbal con el simpatico y su novia la señorita Magenta. Algo en su forma directa de ser, sumado a su sentido del humor ácido, me había hecho pensar que tal vez podía acercarme a ella.

Además, Damien había sido brutalmente honesto conmigo, lo cual, aunque incómodo, era un respiro fresco en comparación con la superficialidad que rodeaba este lugar. Sabía que Mia me quería muerto, pero más allá de eso, el tipo no tenía filtros, y eso lo hacía alguien útil en este caos.

La cafetería era una jungla, pero gracias a mi agilidad, me abrí paso entre el barullo sin muchos problemas. Allí estaban, Damien y Olivia, a lo lejos. Se veían tranquilos, ajenos al ruido que los rodeaba.

Las palabras de mi maestro Hanayama el cual me enseño las tácticas 7 y 4, también me dijo algo importante, estar solo es una debilidad bastante grande, siempre hay que intentar buscar aliados afiliados a tu causa, la soledad es debilidad, pero que tampoco me confiara, que debería aprender por mi mismo quienes eran de fiar, y de momento decidí darle una oportunidad a estos dos, Damien fue brutalmente honesto, y me dijo que Mia me quería muerto sin pelos en la lengua y Olivia... era una mujer que sentía que bueno, estaba a mi alcance social...

Me acerqué a ellos y al igual que Olivia me ofreció su mano levantada abierta, respondí chocando los cinco mientras caminaba y me sentaba en medio de él y Olivia.

Demian dijo mientras él y Olivia me daban una alabanza sarcástica —Oh gran y poderoso Anon, guíenos por este reino de tarados—

No pude evitar reír un poco. Eran de esas personas sin pelos en la lengua y con un sentido del humor afilado como una navaja.

—Doy clases los jueves, no cobro mucho —respondí, siguiéndoles el juego.

Ambos se rieron de buena gana. Damien, aún sonriendo, continuó con su tono burlón.

—Viejo, en serio no sé cómo sigues vivo después de humillar a Mia dos veces. Ya eres una maldita leyenda aquí. Pero, en serio, deberías bajarle un poco de espuma a tu chocolate. Te lo digo en buena onda.

Suspiré, cansado, y me encogí de hombros.

—Quizás me excedí, pero no tengo paciencia ni piedad contra los bullys.

Olivia me miró de reojo, como si intentara leer más allá de mis palabras, pero decidió no seguir por ese camino. Antes de que la conversación pudiera avanzar, alguien más se acercó. Me sorprendió ver que era la primera vez que veía a una brachiosaurio en persona, y debo admitir que me dejó un poco desconcertado por su imponente cuello.

—Hola chicos, ¿cómo están? Y hola, chico nuevo... Anon, ¿verdad? —dijo con una voz tranquila, pero firme.

Me recompuse rápidamente y respondí con calma.

—El mismo que viste y calza... grande, por cierto —añadí, sin poder evitar notar lo gigantesca que era por la parte de su cuello.

Olivia se tapó la boca, intentando contener una risa, mientras la brachiosaurio rodaba los ojos con una expresión resignada.

—Tu reputación te precede. No ha pasado ni medio día y ya has causado un tremendo caos... pero en serio, me sacaste algunas risas. Hoy vi al presidente tan enojado que podría jurar que se puso rojo. Fue bueno ver a ese infeliz así —hizo una pausa, sonriendo—. Por cierto, me llamo Liz.

CynicismDonde viven las historias. Descúbrelo ahora