_Toda revolución nace de una chispa, pero no todas las chispas traen luz. Algunas solo prenden fuego a lo que tocan, y cuando las llamas crecen, no queda distinción entre héroes y monstruos. Esta es la historia de una generación que creyó estar del lado correcto, solo para descubrir que la verdad siempre es más turbia de lo que parece._
_En el centro de todo estaba Blakdev, un líder implacable, con la mirada puesta en salvar lo que quedaba de un mundo devastado por el virus QR. Su obsesión por encontrar una cura lo llevó a cruzar límites inhumanos: experimentos crueles con seres humanos y sacrificios en nombre de un bien mayor. Para algunos, Blakdev era un salvador dispuesto a ensuciarse las manos; para otros, un monstruo que había olvidado lo que significa tener corazón._
_Y así nació KVA, una grupo conformado de personas liderada por una trabajadora resentida con Blakdev. Ella convenció a un grupo de aliados: D, Trv, Joaco, Facto, Mr. Tocinin, Splander y Robinsón —de que la única forma de detener la crueldad era enfrentándola con violencia. Pero la línea entre la justicia y terror es delgada, y los primeros pasos del KVA no fueron los de héroes, sino los de destructores._
_Lo que comenzó como una revolución se convirtió en una tragedia. El ataque terrorista que ejecutaron no solo destruyó la muralla que protegía la ciudad, sino que desató una ola imparable de infectados. Mientras las explosiones y disparos llenaban el aire, se libraba una batalla desesperada en el corazón del caos: un enfrentamiento en el palacio de Blakdev que terminaría por marcar el destino de todos los involucrados._
_D pagó con su cuerpo: su mandíbula destrozada y sus órganos igual de peor. Trv perdió la cabeza —literalmente—, que fue reemplazada por un trébol flotante al que Blakdev arrancaría una hoja como advertencia. Robinsón, destrozado por escombros, sobrevivió por puro milagro. Joaco, aunque herido, logró escapar. Pero incluso aquellos que salieron con vida lo hicieron con cicatrices que jamás sanarían del todo._
_El triunfo resultó ser solo una palabra vacía. KVA, arrasado por las consecuencias de su propia violencia, se vio obligado a huir. La base que alguna vez consideraron un refugio fue destruida por los mismos infectados que desataron. Y cuando el polvo se asentó, lo único que les quedó fue la amarga realización de su fracaso. Se separaron, conscientes de que no había victoria posible en un mundo tan quebrado como ellos mismos._
_Esta es una historia de traición, obsesión y redención imposible. Un relato donde el bien y el mal se entrelazan hasta volverse indistinguibles. Porque a veces, los que se alzan como héroes terminan siendo los arquitectos del infierno que querían evitar. Y así, el primer impacto ha dejado su huella. Lo que sigue será aún más oscuro._
Tiempo actual
_El viento soplaba suave entre los árboles mientras D y Trv caminaban por el bosque, sus pasos pesados marcando el ritmo de una huida interminable. Sabían que no podían detenerse por mucho tiempo. Eran fugitivos buscados como terroristas de primera clase en todo el país, así que tenían que alejarse lo más posible, lo suficiente como para que ni siquiera Blakdev pudiera encontrarlos._
_—¿Creés que aquí estamos lo bastante lejos? — *preguntó D, con su voz áspera cada palabra escapando con dificultad*._
_—Si nos encuentran acá, deberían darnos una medalla. — *respondió Trv con una sonrisa sarcástica*._
_D soltó una risa corta y mecánica, que sonaba extraña sin una mandíbula completa. Asintió en lugar de hablar._
_—Una medalla y un funeral, más bien. — *agregó Trv*._