—Eres una perra orgullosa y con putos principios. Esta noche empezaré a romperlos uno por uno, veamos cómo hablas mañana —Jungkook arrastró al tipo inmóvil al ascensor y, agarrándole la garganta, lo empujó bruscamente contra la pared —, fui demasiado tolerante contigo y eso fue claramente un error de mi parte, principalmente por dejarte creer que puedes decir algo.
Y el alfa lo estaba presionado contra la pared del ascensor.
—Tú eres un objeto, yo soy tu amo y deberías obedecerme. Joder. —Jungkook levantó su rodilla hasta la ingle del omega y presionó —Te mostraré tu lugar, estoy seguro de que te gustará.
El alfa lo dejó ir abruptamente y caminó hacia la pared opuesta. Jimin no sabía cómo todavía seguía de pie, no tenía idea de hacia dónde lo estaba llevando Jungkook ni de lo que significaban todas sus amenazas. Su miedo parecía crecer cada vez más y se estaba formando un nudo en su estómago por toda la preocupación que sentía. Había tirado de sus entrañas de forma lenta, pero segura y Jimin era capaz de oírlas rasgarse desde el interior.
Rasgarse exactamente igual que el propio omega, que pronto caería de rodillas y suplicaría piedad. No sabía qué esperar de Jungkook, porque era el mismo hombre que lo había mirado a los ojos una vez y apretado el gatillo.
Jimin le tenía tanto miedo. Sus labios y rodillas temblaban mientras se obligaba a mirar hacia otro lado. Se sentía atrapado dentro de ese ascensor, casi como si sus paredes pudieran caer en cualquier momento y aplastarlo, privando de cualquier acceso al oxígeno y rompiendo sus huesos.
El alfa de pie frente a él no era el mismo que había usado la voz más tierna para llamar a su interlocutor "cariño". El hombre frente a él no era otro más que Jungkook, el jefe de la casa, el que había escuchado de Daegi, el que no se detendría ante nada para lograr lo que quería. ¿Por qué Jimin pensó que una botella lo detendría? ¿En qué estaba pensando? Al parecer, su cerebro desesperado no pudo llegar a nada más inteligente y decidió amenazar estúpidamente al principal matón del país. Jimin se felicitaba mentalmente.
Había enfurecido a la bestia. Y ahora ese monstruo bebería su sangre, trago por trago y no se detendría hasta que el omega estuviera completamente drenado.
Un suave "ding" interrumpió el tormento interno de Jimin, mientras el ascensor se detenía en el estacionamiento. Jungkook agarró al omega del codo de nuevo y lo arrastró a su Lamborghini. El alfa estaba silencio durante todo el camino. Jimin se apretaba en el asiento pensando en todo el dolor que tenía por delante.
Dibujaba imágenes en su cabeza donde estaba casi desmembrado; su creciente pánico hacía que se ahogara con su propio aliento.
—¿Taehyung celebrará la subasta hoy? —Jungkook preguntó a alguien por teléfono—Quiero participar.
Jungkook no dijo nada más. El coche se detuvo frente a un edificio desconocido y el alfa, habiendo intercambiado algunas palabras con sus guardias, sacó al omega del coche y lo arrastró hacia la entrada trasera. Una vez allí, Jungkook arrojó a Jimin a las manos de algún alfa y, dándose la vuelta, se fue. El omega, sin entender nada, permitió que el hombre lo arrastrara dentro.
El burdel de Aura, propiedad de Kim Taehyung, era famoso no sólo por las mejores y más bellas prostitutas de la ciudad. En Aura no sólo podías alquilar una prostituta, sino también participar en subastas celebradas dos veces por semana, donde los omegas, los que podrían adaptarse al gusto de todos, se vendían para un uso más prolongado.
Los omegas menores de edad y vírgenes eran especialmente valorados en ese tipo de subastas. Por lo tanto, en las noches previamente establecidas, alfas de todo el país iban al burdel, cada uno esforzándose para poder obtener la mejor pieza.
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✿ ULTRAVIOLENCE : KOOKMIN
Fanfiction: En donde Jimin no debió haber enojado a la persona más poderosa del país, pero ya había cruzado la línea y no había vuelta atrás.