Holi... he vuelto y hasta que termine una parte del comic, voy a seguir escribiendo para no dejarlos con la intriga de que más pasará
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Luego de ese pequeño conflicto con Monoma en la cafetería, Mila y Georgi dejaron a Bakugo en su aula mientras ellos decidieron ir a pasear por ahí. Después de todo, estaban en Japón y querían disfrutar de la visita, al menos hasta que regresaran por la tarde para su entrenamiento con Lilia. Antes de irse, le escribieron a ella para que avisara a sus entrenadores y no se preocuparan.
Mientras tanto, Bakugo estaba sentado en su escritorio, conversando de cualquier cosa, hasta que Mina comenzó a molestarlo con el tema de Mila, otra vez.
[BAKUGO]
—Agh, qué molestia otra vez con eso... La de ojos de alien no se cansa. Mejor la ignoro —pensó, mientras miraba por la ventana y cruzaba los brazos.
—¡Ey, Bakugo, no me ignores! —dijo Mina haciendo un puchero.
—Mina ya no molestes a Bakubro, además ahí viene Aizawa-sensei, así que mejor ubicate en tu puesto o te va a poner un castigo.— dijo un pelinegro con cintas en los codos
Así fue como Mina hizo caso a la advertencia de su amigo y evitar eso.
Pasando las horas Bakugo estaba en su clase, sumido en el aburrimiento, mientras los minutos parecían arrastrarse lentamente. Al mismo tiempo, en una oficina de la ciudad, su padre, Masaru, esperaba su turno frente a la puerta de su jefe, con las manos firmemente apretadas alrededor de una carpeta de diseños.
Masaru respiró profundo, intentando calmar el nudo en su estómago. Sabía que esta conversación era importante. Después del desastre en que algunos colegas le habían arruinado su colección, era su oportunidad de intentar un acuerdo para exhibir sus diseños con otra compañía para los eventos proximos. Sin embargo, justo cuando se disponía a tocar la puerta, se detuvo al escuchar una conversación desde dentro.
—…y los “despedidos” solo recibieron una advertencia. Después de todo, uno de ellos es mi sobrino. No voy a dejar que se quede sin trabajo por un incidente menor.— dijo entre risas socarronas el jefe
La sorpresa de Masaru se transformó rápidamente en indignación. Aquellos mismos empleados que habían destrozado sus diseños estaban, en realidad, protegidos. Sus dientes se apretaron, y contuvo la respiración para escuchar más.
—Además, esos diseños que entregamos a la competencia fueron bien recibidos. Más ganancias para nosotros. Al fin y al cabo, si ese empleaducho de cuarta no es tan rápido para moverse, alguien más lo hará, ah... si ese como se llama... mmm... ah si Bakugo Masaru, el es un idiota ingenuo. Kekeke— dijo carcajeandose.
Esas palabras fueron la gota que colmó el vaso. El corazón de Masaru latía con furia contenida. De manera controlada pero decidida, golpeó la puerta.
—Disculpe, ¿Se puede?— pregunto Masarucon un semblante de lo más tranquilo y sereno.
—Adelante, Masaru. Justo estaba por hablar contigo.— dijo el jefe mientras se sentaba de lo más a gusto en su puesto.
Masaru entró en la oficina y cerró la puerta detrás de él, manteniendo su mirada fija en el jefe.
—No es necesario que hablemos. Solo vengo a pedir mi renuncia… y a exigir una compensación adecuada.— asentuo Masaru con un tono firme y sereno.
El jefe alzó las cejas, aparentando sorpresa.
—¿Compensación? ¿A qué te refieres, Masaru? Las cosas han sido difíciles últimamente, pero…— replicó el jefe intentando salirse con la suya.
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El SECRETO DE KATSUKI
RandomBakugo tiene un secreto y es que desde pequeño le ha encantado el patinaje sobre hielo, entrenó ganó y perdió algunas competencias gracias a su segunda identidad como Yuri Plisetsky, conoció a varias personas, pero después de un año dejó ese sueño a...