Era jueves, la noche de Halloween.
Sergio estaba demasiado cansado como para presentarse en la fiesta a la que había sido invitado. Trabajar, ir a las prácticas, para luego regresar a un pequeño cuarto en un restaurante lo tenía exhausto, probablemente se disculparía mañana.
Después de tomar una relajante ducha, y de colocarse la enorme playera blanca que usaba como pijama, se recostó en su cama para distraerse en su celular. Vagaba aburrido entre facebook y Twitter en un intento de conciliar el sueño, cosa que no sucedió de inmediato, paso media hora antes de comenzar a sentir sus párpados pesados. Justo cuando por fin había encontrado la posición correcta su celular vibró.
Número Desconocido.
"¿Hola?"
"¿Con quién hablo?" era la voz de un hombre, se escuchaba un poco distorsionada, pero Checo lo atribuyó a la mala recepción del lugar.
"¿Con quién desea hablar?"
"¿Qué número es?"
"¿Qué número desea?"
"No lo sé" Sergio resopló divertido.
"Creo que se equivocó de número".
"¿Si?"
"No se preocupe. Cuídese".
Colgó la llamada y suspiro cansado. Esa llamada había ahuyentado su sueño, ahora tendría que esperar quien sabe cuánto tiempo para que...
El teléfono entre sus manos volvió a sonar.
Número Desconocido.
"Hola".
"Disculpa, creo que me equivoqué otra vez".
"¿Y porque volvió a llamar?"
"Quería disculparme" la persona al otro lado parecía estar divirtiéndose, ¿Porqué no seguirle el juego?
"Esta perdonado. Adiós".
"No cuelgue".
"¿Porqué?"
"Quiero hablarle".
"Hay números especiales para eso. Linda noche".
Colgó la llamada, quería divertirse, no complacer las fantasías de algún señor de cuarenta años que vivía en el sótano de su madre.
Convencido de el que sueño no vendría por al menos en otra media hora, se levantó de su pequeña cama en busca de un vaso de leche caliente.
Prendió las luces, sirvió un poco de leche en un recipiente y lo puso sobre el tenue fuego de la estufa, no tuvo que esperar demasiado para que hirviera. Sacó de la alacena un par de galletas para acompañar y se tomo su tiempo para degustar su pequeño snack nocturno.
Su celular volvió a vibrar. Contestó un poco harto de todas las llamadas.
Número Desconocido.
"¿Quién es?"
"¿No quieres hablar conmigo?" De nuevo esa voz distorsionada, aún que si se permitía ser sincero consigo mismo, era un poco sexy.
"¿Quién habla?" Si está persona iba a seguir llamandolo al menos quería saber quién era.
"Primero dime tú nombre".
"Lo dudo" contestó antes de darle una mordida a una galleta.
"¿Que es ese sonido?"
"Galletas".