capítulo I

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Aún recuerdo esa mañana, primavera de 1942, me estaba preparando para ir a la escuela, era un joven de 17 años, trataba de levantarme con mis mejores humores sabiendo que no me quedaba mucho para terminar la escuela además que era cumpleaños de mi hermana Emilie, no quería arruinarle su día con mi amargura por amanecer temprano, algo que siempre odie.
Cuando bajé las escaleras de la casa me fui directo al comedor donde mi madre me estaba esperando junto con mi hermana para desayunar, sonreí de manera tranquila y cariñosa, caminando hacia donde estaba sentada Emilie.

- “Buenos días mocosa! ¿Cómo amaneció mi hermanita favorita en su día tan especial?”

Pregunte jugueteando con su cabello, una risa inmediata salió de los labios de mi hermana, al igual que una bella sonrisa se formó en su rostro.

- “¡Estoy muy emocionada, Oliver! ¡Padre vendrá hoy por mi cumpleaños! ¡Y va a traer un pastel de fresa!”

Grito mi hermana, sonreí otra vez ante el entusiasmo de esa pequeña niña, que estaba cumpliendo sus 13 años, “ya toda una señorita” pensé mientras la observaba con una dulce sonrisa. Mama de repente se dio la vuelta, sosteniendo un plato de Baguette con mantequilla y jamón y dos tazas de café.

- “bueno niños, ya dejen de jugar y coman rápido. Oliver, tú ya estas yendo tarde”

Hablo mi madre con esa voz tranquila como siempre, aunque se escuchaba el regaño, reí nervioso y tome el baguette llevándolo a mi boca para darle un mordiscón, rechace el desayuno amablemente, mi madre me miro con el ceño fruncido sin decir nada por unos segundos hasta que suspiro frustrada y me dejo ir, le agradecí y me despedí de ambas, caminando rápido hacia la puerta principal.

- “Dile a Camille que esta invitada a mi cumpleaños!”

Dijo mi hermana, la miré unos segundos analizando la pregunta, luego sonreí y asentí con la cabeza, me di la vuelta abriendo la puerta y saliendo de mi hogar, empezando a correr a todo lo que daban mis piernas para llegar a mi escuela, ya estaba yendo 10 minutos tarde, ora vez.
Cuando llegue estaba la directora del colegio, mirándome con una expresión molesta y juzgadora, le tenía miedo sinceramente, esa señora era muy estricta y una total bruja. Pase junto a ella con la cabeza agacha, esperando que no me dijera nada, pero lastimosamente no fue así, ella se dio la vuelta y apoyo su mano sobre mi hombro, clavando ligeramente sus uñas pintadas de un color escarlata causando que un escalofrió recorriera mi cuerpo.

- “señor Dupont… tercera vez tarde esta semana señorito…”

Hablo seriamente, me quede en silencio, no tenía ni idea de que hacer, esa mujer siempre fue tan tenebrosa y estoica, su maldita seriedad era jodidamente intimidante. Hubo un silencio incomodo por unos segundos hasta que me soltó y lo único que dijo fue “a tu salón” tarde unos segundos en reaccionar y salir corriendo a mi salón, fue raro…
Cuando llegue, como siempre, la graciosita de mi amiga dijo “buenas noches” el salón completo se hecho a reír y yo solamente estaba parado como imbécil, odiando a mi amiga desde la puerta. Finalmente, el profesor me dejo pasar, también mirándome mal, no me importo en lo más mínimo, me caía mal de todos modos. Camine hacia mi banca, sentándome allí, una vez allí saque mis libro y gire la cabeza para ver a mi amiga Camille, le sonreí un poco pero luego le saque el dedo del medio como insulto por lo de recién.
Cuando estábamos saliendo por la hora del receso, caminaba junto a Camille por el patio, hablando tranquilos de como estuvo la pequeña salida que habíamos tenido hace ya un par de días atrás, hablamos un poco más, le dije que estaba invitada a la pequeña fiesta que le haríamos a mi hermana, ella se sorprendió por ello, pero al instante se puso muy alegre, había creado una linda amistad con mi hermana, lo cual me agradaba mucho, mi hermanita lo era todo para mí.
El día había pasado relativamente rápido, para ser un
El día había pasado relativamente rápido, para ser un jueves me sorprendió, normalmente es el día más largo para mí.
Caminábamos de vuelta a casa junto Camille, una tarde tranquila, el sol se estaba poniendo y una suave brisa de primavera jugaba con nuestras prendas y cabello, Camille tenía el cabello largo y sedoso, con pequeñas ondas, un lindo castaño claro, a veces me daban ganas de pasa todo el día peinando el cabello de Camille. Ella noto que la estaba mirando mucho, lo cual rápidamente me hizo poner nervioso, apartando la vista hacia otro lado, logré escuchar la sutil carcajada tan dulce de ella, pero también sentí cuando Camille tomo suavemente mi mano, un toque dulce y cariñoso.

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