- Cuatro.

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— No no, hasta que llegue el día que tengamos que hacer ejercicio

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— No no, hasta que llegue el día que tengamos que hacer ejercicio. — No quiere decir que iban a tener relaciones sexuales porque solo quiere verlo como un trámite. Las películas que siempre le enseñaba que al momento de tener relaciones sexuales las personas involucradas iban a terminar enamoradas terminaron en falsedades, porque no siempre era eso.

Tragó saliva más fuerte al sentir a Rai menear sus caderas en su miembro, rozando sus cuerpos. De verdad se sentía demasiado bien, tan bien que Alondra abrió su boca al sentir sobre su pantalón la humedad de la menor, sintiendo los pliegues sobre esa ropa. Gimió cuando volvió a sentir el movimiento igual de fuerte, y ahora esas manos bajaron hasta donde estaban esas traviesas caderas, impulsando a moverlas como antes.

— ¿Puedo? Tus manos no te obedecen.

No recordaba la voz de Rai tan seductora de ese modo, no era así, pero le gustó como su voz salió ronca, tanto como le gustó sentir la lengua de la menor su cuello y sus labios atrapar la piel de ahí, succionando levemente.

— Solo no intentes meterlo todo.

La menor sonrió porque su mayor había cedido a sus encantos, caminó hasta su cama, agarrando un cojín para ponerlo en el suelo y arrodillarse en él, frente a donde Alondra estaba sentada. Puede que había soñado eso, pero solo una vez en su vida y fue cuando estaba caliente de ver esos videos que nunca había visto. Miró a los ojos a la castaña, que alzó su ceja y su barbilla comenzó a temblar, indicándole que estaba nerviosa.

— No estés nerviosa. — Un beso sobre la tela, que hizo a Alondra temblar y levantar levemente sus caderas, sacando leves suspiros, y seguían teniendo ropa. — Te prometo que te va a encantar.

Ambas cabezas comenzaron a doler para Alondra, una porque ya estaba dura y la otra porque quería pensar otra cosa que no fuera que el amor de su vida le iba a hacer una mamada, ya estaba segura que le iba a encantar, porque iba a venir de Rai, y todo lo que viniera de ella le encantaba, así fuera una pequeña cosa.

Elevó sus caderas para que la menor pudiera quitar aquellos pants, y volvió a alzar una sonrisa tierna cuando notó el bulto entre la tela gris, uno grande. Sus manos se dirigieron a el y lo volvió a besar, tensando el cuerpo de Alondra.

— Tan grande, tan mío. — No servia para la mayor que su mejor amiga estuviera diciendo eso, porque sentía su miembro palpitar de placer y lo ultimo que quería era hacerle saber a Rai que su toque la ponía dura, y así de dura. — ¡Está palpitando!

— iNo... grites! — Alondra acaricia la cabeza de la menor, incitándola a alejarse de su falo pero la otra seguía ahí, sonriendo. No sabía que le gustaba ese ángulo de la menor, donde estaba junto a su pene, acariciándolo. — Solo hazlo ya, me tengo que ir.

Suspiró cuando sintió el frío golpear su miembro, que había sido liberado, pero sintió que su respiración se cortó al momento que sintió la mirada fuerte de Rai en él, que tenía su boca abierta, la cerró para tragar saliva, y la volvió a abrir, haciendo a Alondra cerrar sus ojos para evitar ponerse más caliente ante la tierna imagen de su mejor amiga viendo su miembro duro, que falló porque la menor relamió sus labios y sus dedos dueron hasta la punta rojiza, acariciándola con su índice.

Diet Of Sex || Railo g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora