CAPÍTULO 4

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Asher

Ni buenos días, ni malos, simplemente estresantes. Desde el momento en que me levanté, no he escuchado el sonido de otra cosa que no sean: llamadas, mensajes y recordatorios de reuniones, obligándome a enfrentar un día que ya parecía estar sin un minuto de tranquilidad antes de empezar.

Han pasado cuatro días desde que llegué a Múnich, no he tenido tiempo de continuar mi rutina de entrenamiento y mucho menos de ponerme al día con lo que pasa en el exterior con mi cadena de bares.

El dolor de cabeza cada vez aumenta más y el estrés ni se diga. A este ritmo, podría terminar con canas. Mis músculos estaban tensos, así que mientras camino hacia el gimnasio de mi Penthouse, comienzo a hacer leves rotaciones de brazos. Enciendo la televisión, las primeras imágenes visibles hacen referencia a mi llegada a esta ciudad y la inauguración de mi bar.

Notificaciones en mi celular no dejan de interrumpir mi paz; una de ellas se lleva mi atención.

Asher: ¿Te queda un mes de vacaciones y ya estás extrañando mi presencia? Al parecer no puedes vivir sin mí.

??: No me hagas reír. Creo que el que abraza la almohada cuando me extraña eres tú.

No pude evitar soltar una carcajada, pero luego cambié a un tono más serio.

Asher: Bueno, basta de tonterías. ¿Qué necesitas?

??: Solo me preguntaba qué pasó con el diseñador que estabas buscando.

Asher: Ya contraté una.

??: ¿Una?

Asher: Sí, una mujer

??: Dime su nombre y saldremos de dudas. Ya sabes, si de verdad hará un buen trabajo o si es una ladrona aparentando ser buena.

Asher: Ya la investigué, no te preocupes. Te sorprenderías, probablemente ya sepas quién es.

??: ¿Por qué tanto misterio? No me digas que es una de tus amantes.

Asher: No, pero digamos que tiene un apellido que te sonaría bastante familiar.

??: ¿Familiar? Ahora sí, me tienes intrigado.

Asher: Solo compartes algo en común con ella.

??: Asher, ¿Qué estás ocultando? Empiezo a pensar que esto es una especie de broma.

Asher: Piensa lo que quieras, ahora, en vez de estar de chismoso, sigue disfrutando de tus vacaciones.

Cuelgo la llamada y me acomodo para hacer flexiones de brazo. Continuo mi rutina de ejercicio liberando el estrés y algo de deseo acumulado, aunque mi mente sigue inquieta.

Al terminar de ejercitarme, me estiro un poco y me dirijo hacia el baño. Una ducha definitivamente me hará bien.

Me deshago de mi ropa y me pongo bajo la regadera. El agua caliente cae sobre mi cuerpo aliviando mis músculos tensos. Apoyó una mano en la pared y cierro los ojos buscando un poco de silencio, pero mi mente me juega una mala pasada provocando una erección entre mis piernas. Van días en los que tuve que frenar mi actividad sexual y mierda, es como pausar mi método antiestrés.

Intento enfocarme en algo que me quite las malditas ganas, pero, en lugar de eso, aparecen esos malditos ojos grises de la nueva diseñadora en mi mente. Se ve tan tierna e inocente, que, en el fondo, me tienta corromperla.

No puedo. Joder... Ella es la...

Una voz en mi puerta me saca de golpe de mis pensamientos.

—Señor, tiene una reunión en media hora, se le hará tarde —dice mi guardaespaldas, Axel.

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⏰ Última actualización: Oct 29 ⏰

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