final

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Ninguno habla en el trayecto a la casa de Juanjo, ni siquiera se miran. Martin tiene sus piernas juntas y sus manos juntas de los nervios que siente, solamente puede pensar en cada una de las palabras del mayor.

Las cosas que Juanjo le ha susurrado en el oído al subir al auto lo han dejado completamente anonadado, solamente puede mirarlo por el robillo de sus ojos y ver cuán guapo está.

La camisa un poco desabotonada, esos pantalones que le dan un aspecto tranquilo pero a la vez que te dan ganas de treparse y comerle la boca, así como enrollar sus piernas alrededor de la cintura del mayor. Quien sin dudas no deja de notar la tensión que hay en el aire, y cómo Martin piensa literalmente en voz alta sin siquiera hablar.

Quien pudiera ser mono para treparse a esa espalda.

"Me vas a gastar viéndome"

Martin intenta no reír, y tampoco sonrojarse, pero falla en ambos. Sin dudas que está siendo demasiado obvio. Los minutos en ese auto se están haciendo eternos, pero también le ayuda a poder estar amoldarse a la situación.

A mentalizarse que una vez que entre en aquel apartamento, las cosas cambiarían. Lo sabe, y Juanjo también lo sabe perfectamente.

"¿Qué?"

"Hazte el desentendido, pero yo tampoco puedo dejar de mirarte"

"Lo sé, mira lo que es este look"

Juanjo ríe mientras deja de mirar unos segundos al frente y lo observa, pasa su lengua por sus labios y eso hace temblar internamente a Martin.

Vaya lengua, me podría enseñar algunos truquitos.

"Mis ojos arriba, no en mi boca, amor"

"Que creído eres"

Rueda los ojos y deja de observarlo. De repente siente un poco de timidez al ver al chico, no sabe en qué momento las cosas cambiaron, seguramente en el baño cuando Juanjo se impuso y lo ablandó con sus palabras, o puede ser cuando lo tomo por la cintura y sintió chispas.

¿Chispas? Sentí una ametralladora interna, por dios.

"Me encanta que hayas pasado de un comportamiento completamente duro a uno completamente líquido, pareces que en cualquier momento te derrites ¿Dónde quedó el Martin valiente?"

Lo pica, quiere entrar en aquella batalla tontorrona para poder divertirse, y quitarse las ganas y discutir, pero discutir sexualmente en aquella cama que los espera a menos de cinco minutos de distancia. Aunque Juanjo admite que está conduciendo más lento para martirizar un poco al chico con bigotes, quien muerde su labio.

Tienes suerte que tengo ganas de besarte y hacer tantas cosas, porque sin dudas que me bajo del auto. ¿A quién engaño? Hasta probar adecuadamente ese cuerpecito no me voy, arrésteme oficial si cree que estoy rompiendo alguna ley.

"Sigue aquí, solamente que te ignoro" Se encoge de hombros "Pero, si piensas que se ha ido el Martin valiente, en un ratito te lo demuestro"

Juanjo queda en silencio procesando aquellas palabras y aprieta aún más el volante, tratando de no perder el poco juicio que está a nada de irse a tomar por culo.

"Ansioso de ver esa valentía"

Maldito desgraciado, sabe que me tiene cual gelatina.

Intenta no pensar aún más las cosas y abre un poco más la ventana para que el aire le dé de lleno, necesita poder respirar. Oxigenar, porque siente que en cualquier momento se queda sin aire. Las mil y una sensaciones que su cuerpo está padeciendo es algo completamente nuevo y que de cierta manera es gratificante.

FanáticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora