El pueblo de Garlan era un antiguo pueblo perdido entre montañas, era un lugar casi olvidado solo unas pocas personas vivían en el y los mercaderes lo evitaban a toda costa, mucha gente se preguntaba como es que aún después de tanto ese pueblo fantasma podía seguir con vida, nadie queria ir ahi, pero eso cambiaba un día al año, durante Halloween cientos de personas recorrían kilómetros para llegar a aquel viejo pueblo de roca, los andenes terminaban abarrotados por los cientos de turistas, era uno de los eventos más grandes del año, una noche temida y esperada por todos. Pero ¿Qué lo hacía tan especial?
Las leyendas, la gente afirmaba que durante esa noche las calabazas danzaban y hermosas chicas con ojos de colores se mezclaban entre la gente, se decía que el lugar tenía una conexion mágica con otro mundo y otro tiempo, y esa noche los mundos se entremezclaban haciendo que las leyendas cobraran vida. Eso intrigaba a cualquiera, muchos afirmaban haber visto a los lobos correr y a míticas criaturas surcar los aires, otros más afirmaban que eran solo charlatanerías y que no había nada de raro y mágico en ese lugar. Pero a pesar del debate y de que nadie había logrado probar ese supuesto misticismo que cubría a Garlen, no por eso dejaban de intentarlo.
Tal fue el caso de Aiden un joven alegre y soñador que vivía en Sotlow, un pueblo casi tan pequeño como Garlen bajando la montaña, la gente ahí tenía pocas cosas con las que entretenerse por lo que el misterio que escondían sus vecinos era un buen distractor, desde pequeño Aiden creció escuchando de elfos, dragones, quimeras y cuánto más relato que su padre podía inventar. Al inicio el lo escuchaba fasinado, tanto que sus ojos cafés parecían destellar; o al menos así lo describía su madre, vaya tontería. A medida que fue creciendo Aiden descubrió que la vida era mucho menos colorida de lo que esos relatos fantasiosos lograban retratar. Pero aunque era algo eseptico una pequeña parte de el mantenía la ilusión de visitar Garlen para desentrañar aquel misterio. Y justo después de cumplir diesiseis su sueño se volvió realidad, como regalo de cumpleaños su madre compro un par de boletos de tren para el próximo festival, emocionado fue a contarle a su mejor amigo quien aunque no creía en esos cuentos se alegro de poder salir con el y probar dulces y comidas diferentes.
Aiden moría de emoción por asistir a ese festival con su mejor amigo, había planeado por semanas su viaje, los juegos a los que subirían, que comerían, incluso incluyo un tour por el bosque encantado en espera de ver algo. Pero, apenas llegaron, Marcus se perdió entre las filas de puestos y la multitud disfrazada, dejando a Aiden solo en medio de la algarabía. Lo busco por un buen rato, pero no parecía haber rastro de él, miro triste su intinetario. Al final no podría ir a los carritos chocones y a la casa del terror, siguió buscando a su amigo cada vez más preocupado a medida de que el tiempo avanza, cuando finalmente lo encontró este abrazaba a un chica baja de negros cabellos, en cuanto Marcus lo vio sonrió e hizo señas para que su amigo viera a la bonita chica que había conseguido, él fingió una sonrisa y tratando de no darle mucha importancia se alejo.
Al principio se sintió decepcionado, perdió mucho tiempo buscándolo, además está debía ser una aventura de ambos y a el parecio no importarle mucho, suspiro y camino por la feria, después de un rato escuchando la música encantadora y viendo las luces titilantes de calabazas iluminando el lugar, decidió no darle importancia y disfrutar la oportunidad que tenía de estar ahí. Subió a algunos de los juegos, tomo un par de fotos en el laberinto e hizo su recorrido por el bosque, todo fue entretenido pero no vió nada fuera del lugar. Decidió buscar algo de comer y mientras caminaba en medio de la gente, algo le llamó la atención. Una chica de cabellos pelirrojos como el fuego estaba de pie frente a él, mirando embelesada una marioneta de madera que parecía danzar al ritmo de la música. No sabía porque pero algo en la chica conseguía cautivarle ¿Acaso ella venía de ese otro mundo o por qué era tan bella? Tenía una nariz pequeña y delicada, y su rostro estaba salpicado de pecas. Se veía fascinada con el espectáculo, sonriendo de una forma que hizo que el corazón de Aiden se acelerara.
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Relatos del servidor
Short StoryRetos de escritura y pequeñas historias del grupo de WhatsApp relatos del servicio