Nunca supe muy bien el porqué de mis sentimientos y de mí visión oscura de la realidad, supongo que hay veces que se da porque se da, pero no puedo seguir escondida en mí cama cuando la vida pasa afuera de aquel departamento rústico.
Con muy pocas ganas me levanté de la cama, desayuné y me lave los dientes para luego salir a la calle en busca de algún trabajo. Imprimi algunos currículum y otros los mandé de forma digital aunque mí verdadero deseo era vivir del arte en cualquiera de sus formas.Iba paseando por las calles mas céntricas del corazón de mí país mientras iba dejando algunas de mis presentaciones para entrar en el mundo laboral a los negocios que yo consideraba que era buena...pero lo malo es que no me consideraba buena para nada, así que dejaba currículum en todos los locales con la esperanza de que cuando me llame tenga la valentía de mentir tan descaradamente en mis falsas virtudes.
Mí idea en ese momento era sustentarme yo misma y a la vez trabajar, algo medio imposible para algunos adolescentes pero es un sacrificio que muchos otros realizan...aunque no me malentiendan, yo claramente estoy feliz por aquellas personas que solamente se tienen que ocupar de estudiar sencillamente porque se que tienen la oportunidad de enfocarse solamente en el estudio. Esa oportunidad para mí se veía borrosa, como una sombra a la lejanía, porque se veía involucrada mí experiencia de vida y aquello que me hizo querer correr de mí ciudad natal.
En mí mente estaba la idea de cursar la carrera de psicología en la facultad de Buenos Aires, una de las universidades públicas y con buen nivel en la Argentina. Y ya se lo que muchos estarán pensando, el colmo de los que se meten a estudiar psicología es porque están marcados por algún pasado traumático o por problemas mentales...y eso, aunque me cueste admitirlo, puede ser que tenga algo de razón. Quizás analizándolo mas en profundidad siempre fui aquella mujer con problemas sin resolver, callada, encerrada en su mundo y sin saber a quien acudir cuando todo se ponía tormentoso, también se lo difícil que es salir de aquel callejón que parece no tener salida, quizás por eso es que elegí esa carrera...con el afán de poder ayudar a quienes pasan lo mismo que yo pase.Y quizás ustedes a lo largo de este trayecto se estarán preguntando "¿por qué relata lo que algún día le pasó? ¿a dónde quiere llegar?" y para ustedes les tengo una respuesta, pero la respuesta se encuentra al final de estás páginas.
Ensimismada en mí trayecto no me había percatado del sonido irritable que producía el semáforo avisándome que el paso peatonal se encontraba habilitado...pero lo malo de todo esto es que yo estaba a la mitad de la calle y por una sencilla obra de Dios resulte salir ilesa de esa montonera de autos y colectivos que transportaba a una masa de personas a su destino.
Ya me encontraba en la vereda, para ser exactos estaba caminando en la calle "Felipe Vallese", una calle cercana a las avenidas principales de la gran capital pero que aún seguía siendo bastante linda a la vista. Estaba tan metida en mis propios pensamientos sobre mí vida y sobre mis sentimientos que sin pensarlo choque con una persona, lo malo de eso es que me hizo retroceder y caer de espaldas ante tal impacto...¿quien iba a pensar que había rugbiers sueltos todavía en BS.AS? pero para ponerle una cereza arriba al postre lo más humillante fue ver cómo el hombre seguía su paso decidido sin haberle importado que casi me el cuello ante tal impacto. No solamente la vida me da golpes, sino que también las propias personas ¿cuando se acaba la humillación?.
Me había quedado impactada tirada en el piso hasta que escucho una risa escandalosa seguida de unos aplausos.-te tacleo mejor que los yankees, pero, por la nariz se nota que es argentino igual-dijo una voz algo grave y con bastantes vaivenes en el tono debido a la risa.
-gracias por la ayuda-exclamé en tono de ironía mientras me levantaba del sucio suelo y me limpiaba la ropa la cual estaba llena de polvo.-no sé quién me mandó a venir a esta ciudad horrible.-le dije mientras me acomodaba el pelo que tenía frente a mí cara y no me permitía ver. Una vez que saque aquellos mechones rebeldes pude observar bien al hombre que tenía frente a mí. Era morocho, de piel blanca, ojos color café, el cabello descuidado y largo, con un piercing en la nariz y con varios tatuajes que a mí parecer eran innecesarios.
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Brillo azulado
Teen Fictiontratando de mezclar la ficción con sentimientos míos y mí historia personal.