Mi circulo vicioso

La carta de Eliana

Él había sido mi todo, desde el primer beso, hasta el último, él fue lo más real que tuve con alguien, fue el primero al que llamé amor, fue mi primera vez, la primera vez con quién quise casarme y tener una vida a su lado.

No creía en el amor a distancia, hasta que lo conocí, no sabía que era el amor, pero con el aprendí que amor era más que un beso, no quizás sexo, era estar ahí para la persona que más amabas, el me enseñó esa palabra "Estar".

Él sabía que lo esperaba, incluso en mis noches más oscuras donde la ansiedad se apoderaba de mí, quería que el fuera el que me abrazara, me escuchara y me besara, creía en nosotros, él sabía que podía hacer todo por que funcionara, porque yo quería que fuera el.

Era demasiado visible que lo amaba, aunque pase semanas, meses o quizás años y digan que el amor siempre cambia, pero yo sabía que lo seguiría amando, él era mi excepción a cualquier regla, aunque pasarán miles de años, seguiría pensando en el cómo la primera persona en mi vida, con él quería aprender, con él quería vivir, con él quería soñar, con él quería ser alguien.

Él me quiso fuera de su vida, aunque miraba por las noches como yo no podía aceptarlo y que todo se apagaba en mí, yo quería que se quedará, aunque él no quería hacerlo, quería que me mirara como una vez lo hizo, quería que el fuera mi persona, quería que de verdad este conmigo.

Aunque el amor seguía ahí, no sabía si el volvería, lo veía de lejos salir con aquellas a las que el mundo llama salientes, el merece seguir, en algún momento de mi vida dije que no sería de esas personas que te detenía avanzar, menos que te obligan a quedarse, pero al verlo ser feliz con alguien más, llego la pregunta ¿Pero a mí que me faltó? Para ser yo aquella persona que lo haga reír, soñar y amar.

El era para mi el amor, quizás sus besos quedaron marcados en mi cuerpo, quizás sus risas fueron las mías, quizás su voz quedo grabada en mi cabeza, quizás y quizás tuve que dejar mi corazón con él.

Cuando lo bese por ultima vez fue con aquel adiós, que era como la espina en el pecho que apretaba cada que lo recordaba, quizás sea ese el último beso que le dé en esta vida.

Ámame una vez más repetía en la cabeza, por favor quédate, no me dejes, quédate conmigo, el nunca escucho eso salir de mi boca, nunca escucho mi llanto detrás del teléfono, nunca  me escucho decir que de verdad se diera cuenta que era yo, quería retroceder el tiempo y regresarlo al último día juntos.

Él es mateo un desconocido con recuerdos en común y promesas idealizadas, con besos y abrazos que ya no se darán. Él era parte de la felicidad de un año que no volverá a repetirse, el me enseño que amar es crecer, que amor es entender, que, aunque la vida sea lo más terrible posible, es saber que la persona que está a tu lado no se irá.

Él se fue demostrando que todo lo que yo soñaba que era amor, era solo eso un sueño.

En medio de tanta confusión con el corazón roto, lo veía de lejos, aplaudía, mirando que es feliz, no es conmigo. Se casará con alguien más, volverá amar, tal vez no fui lo que el buscaba, tal vez fui una más en la lista que tenía.

A veces en medio del amor, te das cuenta que aunque intentes amar alguien con todas tus fuerzas y hacer de todo porque sea para ti, esa persona no tiene el amor que tú tienes para ella, quiero creer que en algún punto de la vida el piense en mi como la persona que lo amo, lo cuido, que estuvo ahí para el cuándo nadie más quiso estarlo, quizás fui ciega en creer en el amor así, pero hay veces que lanzarse al riesgo vale la pena, él fue mi excepción, será aquella persona que dolerá por sus recuerdos tanto como buenos y malos. Ojalá el no piense que no lo ame, porque él fue mi todo y me dio lo más bonito de esta vida que fue enseñarme que era el amor.

- Att. Eliana Evans