N A T U R E

EP

Hoy el reloj marcaba un ritmo frenético. Me sumergí en la procrastinación dejando de lado todos los pendientes del trabajo.

La presencia masculina de mi jefe no se hizo esperar, era inspiradora: su alineado bigote y su silueta muscular realzada por su gran trasero, me motivaba a ir con más entusiasmo al trabajo pese al sueldo.

"No entiendo por qué no has avanzado con eso. Sólo estás perdiendo el tiempo." Lo malo era su temperamento.

Al igual que siempre le prometí trabajar con más eficiencia para suavizar su ira. Con una mirada desinteresada se dio la vuelta y se alejo de mi exhibiendo una vez más su figura. Durante estos días me di cuenta que mi jefe estaba tenso. 

La rutina de encuentros con su pretendiente había cesado, ya no veía el mismo brillo en sus ojos. Aunque la curiosidad me llamaba negué a involucrarme; me deslice por las horas haciendo tareas mínimas, el peso de la rutina y el compromiso se habían desvanecido. Hoy sería mi ultimo día y mañana comenzaría de cero.

"Me sorprende tu decisión", dijo mi jefe con melancolía.

"Necesito tiempo."

"Te comprendo, pero necesito tu apoyo".

Deslize la mirada al suelo.

"Quince días, nada más. Es más puedes usar el celular ¿Qué dices?"

Pensé con incertidumbre, buscaba la respuesta correcta con miedo a equivocarme, pero a esa mirada tierna no me le pude negar. Acepte con una condición.

"Durante estos días no quiero que sea mi jefe, podemos intentar conocernos, llevarnos bien". Mi jefe sonriendo pensó por un momento, se sonrojó ligeramente y mirando con curiosidad respondió: "Está bien, sirve que también nos conocemos el uno al otro".

Me puse de pie y me despedí.

Camine hacia la salida cuando de pronto volví la mirada hacia la oficina y vi como aquel se desmoronaba, su figura antes imponente ahora estaba reducida por estrés. Me aleje sin mirar demás aunque con remordimiento por dejarlo solo.