EL ÁNGEL DE LA MUERTE ©

🗡GLAVA I🗡

Bienvenidos a la tierra de las flores sin vida, al lugar en donde los engaños florecen, las apariencias persuaden y la pureza se corrompe hasta pudrirse.

Bienvenidos a Oleander.

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Todo el pueblo de Oleander miraba horrorizada la macabra escena a mitad de la noche. Sus mentes no podían asimilar tal imagen. ¿Quién haría algo así? Al ser un pueblo pequeño regido por la iglesia y al estar alejados de las ciudades, eran todos muy unidos entre sí y muy amables también. Todos se conocían entre todos.

Entonces... ¿Qué era esto?

En un poste de luz que había en medio de la plaza pública, yacía colgado del cuello el sacerdote y líder de la iglesia Abraxas. Era una imagen difícil de ver, el hombre de Dios estaba desnudo, su piel mostraba distintas heridas y golpes, una capucha ocultaba su rostro y diversas frases estaban escritas a lo largo de su cuerpo con su propia sangre seca. "Cerdo", "Abusador", "Hipócrita", y otras palabras más que no se lograban distinguir.

¿Quién le haría algo tan vil a tan buen hombre?

A lo lejos, cerca del bosque de Oleander, había una figura masculina y alta vestida de negro mirando la escena. Deleitándose con los llantos de dolor de la gente, los murmullos llenos de espanto y las oraciones llenas de lamento y amor hacia el hombre cruelmente colgado. Él sonrió satisfecho ante su obra, esperando que todo se acomodara en su lugar según su plan de cómo debían suceder las cosas. Se volteó para irse, caminando de forma lenta mientras silbaba su melodía favorita en medio del oscuro bosque.

Passacaglia in D minor, Buxtehude.

Sus ojos se iban paseando por los gruesos árboles y la niebla nocturna que caía a su alrededor. Metió sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón y suspiró en calma mientras caminaba. Sus labios volvieron a silbar la melodía a medida que se alejaba del pequeño pueblo que era conocido por su clima de invierno todo el año.

Sin darse cuenta que la mujer del hombre más poderoso de aquel pueblo lo observaba a lo lejos mientras su cámara fotográfica lo retrataba con cautela.