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El sonido de un auto estacionándose despertó a la japonesa, quien aturdida por el sueño intentó entender qué estaba pasando. En el piso de abajo abrieron la puerta principal, lo que alertó a Sana, quien había olvidado por completo que sus padres regresaban ese día.
Su corazón comenzó a latir con rapidez debido al miedo que la hizo levantarse, corrió a su armario y sacó una pijama limpia para ponérsela, entonces el pánico la inundó cuando escuchó a su madre ──Iré a ver como está, me preocupa que nuestra pequeña la haya pasado mal estando sola── unos pasos comenzaron a acercarse y Sana casi se desmaya en el momento que vio la ropa de Tzuyu esparcida por el piso y a la propietaria durmiendo perdidamente.
Corrió hacia la puerta y colocó el pestillo justo cuando su madre se disponía a abrirla ──¿Sana todo está bien?── escuchó a través de la puerta.
La omega corrió y aventó a Tzuyu, quien cayó con fuerza y se despertó asustada ──¡Sí mamá, todo está bien, es que me estoy cambiando!── dijo con fuerza.
Su madre logró escuchar el sonido del cuerpo de la alfa cayendo contra el duro suelo ──¿Cariño, segura que estás bien? algo se cayó y sonó muy fuerte.
La alfa en el suelo comenzó a quejarse por el dolor que le provocó la caída y miró enojada a la contraria, pues no entendía qué estaba pasando.
Sana la tomó por el brazo y la arrastró corriendo hasta el armario, donde la empujó y corrió para recoger la ropa del piso, aventándola en el rostro de la propietaria y cerrando la puerta justo cuando su madre abrió usando una llave.
──¿Qué tanto hacías?── preguntó la mujer mientras inspeccionaba con la mirada. Sana jugó con sus manos.
──Me estaba cambiando mamá, ya te lo había dicho── intentó que su voz saliera molesta en vez de nerviosa.
Su madre la miró de arriba a abajo ──Pues sigues en pijama── señaló sospechosa. Sana sintió como si se fuera a desmayar.
──O-Oh, es que me cambié de pijama porque sudé mucho por el celo── explicó mientras intentaba no tartamudear.
Su madre pareció creerle, aunque aún se notaba desconfiada ──Algo aquí me huele muy raro Sana── se cruzó de brazos y observó como la conejita se removía inquieta.
──Debe ser tu imaginación mamá, nada pasó── su voz tembló un poco.
La señora Minatozaki alzó una ceja ──No solo me refiero a que te ves nerviosa, aquí huele a café con cigarrillo── señaló molesta mientras comenzaba a inspeccionar toda la habitación en busca de algo o alguien.
Sana negó ──No sé de qué hablas, seguramente es algún olor que se te pegó en la calle── siguió a la mujer por todo el lugar mientras revisaba e incluso se hincó para ver debajo de la cama.