Primer encuentro
La brisa de principios de otoño soplaba suavemente en el campus de la Universidad de Bangsaen. Las hojas de los árboles crujían bajo los pies de los estudiantes que corrían de un edificio a otro, algunos atrasados para sus clases, otros buscando el mejor lugar para pasar las horas libres. Las fraternidades empezaban a organizar sus eventos, con invitaciones y carteles pegados por todas partes, prometiendo las mejores fiestas y la posibilidad de entrar a un círculo de prestigio.
Engfa caminaba despacio por los senderos pavimentados, sus pensamientos divagando entre la venta de postres que llevaba y la lucha por mantenerse a flote en su primer semestre de Artes Escénicas. Llevaba poco tiempo en esta nueva etapa de su vida, pero sentía que cada día era una nueva batalla. Desde que sus padres adoptivos la habían echado de casa, Engfa había tenido que aprender a valerse por sí misma. El miedo a quedarse sin nada la acechaba constantemente, y aunque cada postre vendido representaba un pequeño triunfo, sabía que no podía permitirse el lujo de relajarse.
Con una bandeja de pequeños pasteles de coco en una mano y un bolso lleno de materiales de arte en la otra, Engfa trató de buscar el rincón perfecto para ofrecer sus dulces. Estaba vestida con una camiseta sencilla y jeans desgastados, con una chaqueta azul marino que parecía ser su prenda favorita. Su estilo modesto resaltaba entre los estudiantes de familias adineradas que pasaban a su lado, sin prestarle demasiada atención.
Decidió instalarse cerca del edificio de Medicina, donde había más movimiento de estudiantes, esperando que algunos se dejaran tentar por el aroma dulce de los pasteles.
Al otro lado del campus...
Charlotte Austin bajó las escaleras del hospital universitario, donde había estado toda la mañana en una de sus prácticas de Medicina. Estaba exhausta, pero su rostro mostraba la misma calma y seguridad que siempre proyectaba. Con 23 años y una trayectoria impecable en la universidad, era considerada una de las alumnas más destacadas de su facultad. Su puerta elegante y su seguridad natural la hacían sobresalir en cualquier lugar.
Ese día, llevaba una chaqueta de cuero negro sobre una camiseta blanca y jeans ajustados, una combinación que realzaba su figura y que, sin proponérselo, llamaba la atención de quienes la veían pasar. A su lado, caminaba Roberta , la líder de porristas de la universidad, una joven de cabello rubio platinado y sonrisa encantadora, con quien Charlotte mantenía una relación que muchos consideraban perfecta. Habían estado juntas por más de un año, y aunque Roberta era el centro de atención en el campus, Charlotte parecía ser la que sostenía la relación con su calma y racionalidad.
— ¿Qué tal estuvo la práctica hoy? —preguntó Roberta mientras ajustaba su bolso de diseñador en su hombro.
—Intensa —respondió Charlotte, masajeándose el cuello—, pero aprendí mucho. Me tocó asistir en una operación y fue increíble.
Roberta la miró con una mezcla de admiración y orgullo, aunque había algo en su expresión que sugerencia que no estaba realmente interesada en los detalles médicos. Para ella, Charlotte era una de las mejores cosas que le habían pasado, y si bien la apoyaba en su carrera, sus intereses y aspiraciones estaban en otro lado.
Mientras caminaban, Charlotte comenzó a percibir un aroma dulce y suave que se entremezclaba con el aire fresco del campus. Era un olor que no lograba identificar, pero que la intrigaba. Sin saberlo, ese aroma venía del puesto improvisado de postres de Engfa, quien había captado la atención de algunos estudiantes cercanos al edificio de Medicina.
—Huele delicioso, ¿no crees? —comentó Charlotte mientras se detenía un momento, tratando de ubicar la fuente del olor.
Roberta miró alrededor, distraída.
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EL AROMA DEL AMOR - ENGLOT
Fanfiction¿Te ha pasado que alguien cruza muy cerca de ti y su aroma suele remover una sensacion extraña en tus sentidos? Pues a Engfa si... ¿y como no? si aun es de ese tipo de personas romanticas y quizas anticuadas en todos los temas del amor, es de las pe...