En el imperio Obelia existía una princesa que era muy amada por el emperador.
Una jovencita de largos cabellos marrones rizados, con ojos enjoyados que era amada por el joven duque de la casa Alfierce.
O eso es lo que se conocía sobre una parte de...
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Capítulo 01
| Plaga |
Todos los sirvientes fueron convocados al pequeño salón principal del palacio Dorado una vez el príncipe termino sus deberes de la mañana, quedándose todos alineados a los pies del trono de oro con detalles de dragones junto a algunas flores que se preservaban gracias al hechizo que tenían.
Las personas hicieron una reverencia una vez el joven príncipe ingreso al salón siendo acompañado por su caballero, subiendo las cortas escaleras y reposando con orgullo sobre el trono, un modo en que ellos demostraban el respeto que mantenían por su alteza.
Orión jugaba con un anillo que llevaba en su dedo pulgar, un objeto que tenía una gema violácea que perteneció a su madre y se le fue entregada luego del incidente hace cuatro años atrás.
Un suceso donde se perdieron las vidas de muchas de las concubinas que vivían en el Rubí, al igual que la vida de su madre ; la candidata a emperatriz que provino de Atlanta.
Todos los presentes habían dedicado parte de sus vidas para velar por su bienestar desde que era un bebé, por ello solía tener más consideración ante sus faltas, mas eso no significaba que estuvieran libres a los castigos.
Su madre siempre le repetía que fuera amable con las personas que lo rodeaban o se lo merecieran, así que solo obedecía tranquilamente sus enseñanzas.
Inconscientemente había estado golpeteando con el indice de su mano el apoyabrazos de su trono, haciendo que muchos de los presentes se tensaran, tal vez creyendo que él estaba enojado por la situación del emperador y aquella cosa.
No era ningún secreto el odio que el menor tenía hacia el emperador o la niña que residía en el palacio Rubí, así que comprendía el comportamiento de los sirvientes.
Él atino a soltar un suspiro con aburrimiento, apoyando su mejilla contra la palma de su mano derecha, mirándolos con calma. — Así que... me dijeron que el emperador convirtió a esa cosa que dejo esa meretriz en una princesa imperial. —Menciono con una voz alta para que todos lo escucharan. — ¿Alguien puede decirme como paso aquello...?
Ninguno de los presentes dijo algo, dando una profunda reverencia, a lo que Asher suspiro dando un paso adelante, inclinándose ligeramente para susurrarle al menor.
—Príncipe, será mejor que los deje ir a todos para poder informarle sobre ese asunto.
El rubio rodó los ojos aburrido para hacer un simple movimiento de mano que para muchos fue como una señal de libertad, así que se despidieron a coro con un "Gloria y bendiciones anuestro joven sol."
— Muy bien, Ash-a... ¿Qué tienes para decirme?
Asher asintió dando un paso adelante mientras que se relajaba al estar solos en aquel salón.