Capítulo 1: El Origen del Fin
La Antártida, 2015
El Dr. Emma Taylor, una renombrada científica en microbiología, lideraba un equipo de investigación en un laboratorio secreto en la Antártida. Su objetivo: crear una nueva cepa de hongo que pudiera curar enfermedades infecciosas.
El equipo trabajaba incansablemente durante meses, experimentando con diferentes combinaciones de microorganismos. El laboratorio estaba equipado con tecnología de punta y los científicos tenían acceso a recursos ilimitados.
Sin embargo, el proyecto se fue de las manos. La cepa de hongo, combinada con el virus de la rabia, mutó y se convirtió en algo mucho más peligroso.
-¡Dios mío! -exclamó Emma, horrorizada-. ¿Qué hemos creado?
El equipo intentó contener la enfermedad, pero ya era demasiado tarde. El virus se había escapado del laboratorio y se estaba propagando rápidamente.
El clima en la Antártida era frío y hostil, pero el equipo no tenía tiempo para preocuparse por eso. Estaban demasiado ocupados intentando encontrar una solución para detener la propagación del virus.
-Tenemos que informar a los autoridades -dijo Emma-. No podemos dejar que esto se salga de control.
Pero ya era demasiado tarde. El virus se había propagado a través de la red de investigación científica global y pronto llegaría a las manos equivocadas.
Capítulo 2: La Propagación
Nueva York, 2020
Cinco años después, el virus había devastado el mundo. La ciudad de Nueva York estaba en ruinas y los supervivientes luchaban por sobrevivir.
El virus se había propagado rápidamente debido a su alta contagiosidad y mutabilidad. Los síntomas incluían fiebre, dolor de cabeza y agresividad extrema.
La gente estaba asustada y desesperada. Los hospitales estaban llenos y los servicios de emergencia estaban sobrepasados.
-Tenemos que evacuar la ciudad -dijo el alcalde de Nueva York en una conferencia de prensa-. La situación es crítica.
Pero la evacuación no era posible. El virus se había propagado demasiado rápido y la infraestructura de la ciudad estaba colapsada.
Cabo Ángel Alejandro Díaz, un soldado que había perdido a su familia en la pandemia, se unió al ejército para luchar contra la amenaza.
-Tenemos que encontrar una cura -dijo Ángel-. No podemos permitir que la humanidad se extinga.
El equipo de Ángel se embarcó en una peligrosa misión para encontrar el laboratorio donde se originó el virus y encontrar una cura.
Pero el camino sería largo y difícil. El equipo enfrentaría obstáculos y peligros en cada paso del camino.
Capítulo 3: La Misión
El comandante Jameson se reunió con su equipo en la sala de operaciones. La habitación estaba llena de mapas y pantallas de computadora, y el aire estaba cargado de tensión.
-Señores, nuestra misión es clave para la supervivencia de la humanidad -dijo el comandante, su voz firme y decidida-. Debemos llegar al puerto de Ravenswood, un pequeño pueblo en la costa este.
El Cabo Ángel Alejandro Díaz, un veterano de combate, asintió con la cabeza. Al lado de él, la Sargento Sofía Reyes revisaba su equipo, asegurándose de que todo estuviera en orden.
-¿Qué encontraremos allí, señor? -preguntó Ángel.
-Inteligencia sugiere que hay un refugio subterráneo en el pueblo -respondió el comandante-. Un lugar seguro donde podemos encontrar suministros y recursos para nuestra lucha contra el virus.
El Soldado Julián "Julio" Ramírez, un joven y entusiasta soldado, se inclinó hacia adelante.
-¿Y qué peligros podemos esperar, señor?
-Hay informes de grupos de supervivientes hostiles en la zona -dijo el comandante-. También hay riesgo de infectados. Debemos estar preparados para cualquier cosa.
La Soldado Emily Chen, una experta en medicina, asintió con la cabeza.
-Estoy lista para ayudar en cualquier cosa que necesiten.
El equipo asintió, listo para la misión.
-Muy bien, señores -dijo el comandante-. Vámonos.
El equipo se dirigió hacia el vehículo blindado que los llevaría al puerto de Ravenswood. La distancia era de unos 50 kilómetros, y el viaje sería peligroso.
Mientras viajaban, el equipo revisó sus armas y equipo. Ángel comprobó su rifle, mientras que Sofía revisaba su pistola. Julio y Emily revisaron sus kits de primeros auxilios.
Después de horas de viaje, llegaron al pueblo de Ravenswood. La calle principal estaba vacía y silenciosa, con edificios abandonados y ventanas rotas.
-Este lugar parece abandonado -dijo Julio.
-No tan rápido -respondió Ángel-. Hay señales de vida. Busquen el refugio.
El equipo se dispersó, buscando cualquier señal del refugio. Después de unos minutos, encontraron una entrada oculta detrás de un edificio.
-Lo encontramos -dijo Emily.
El equipo se reunió alrededor de la entrada, listo para descender al refugio.
-Prepárense para cualquier cosa -dijo Sofía-. No sabemos qué encontraremos allí abajo.
Con una profunda respiración, el equipo comenzó a descender al refugio, listo para enfrentar lo que fuera que los esperara.
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Los ecos de la muerte
FantasyEn un mundo devastado por un apocalipsis zombie, cuatro jóvenes soldados deben unirse para sobrevivir y encontrar una esperanza en un futuro desolado. Después de una misión fallida, ellos se ven obligados a enfrentar la crudeza de la realidad: la hu...