"¿Tendremos un bebé Junnie?"
Jun queda en cinta, haciendo muy feliz a su pareja y a él mismo. La noticia parecía traer una ola de felicidad para los recién casados.
Sin embargo, no estaban preparados para lo que pasaría después.
Porque el destino...
El día de Wonwoo inició con un grito ahogado proveniente del castaño, quien se retorcía de dolor sobre su lado de la cama. Las contracciones eran demasiado fuertes y constantes, cuando no se suponía que fueran así de violentas.
Jun luchaba por no gritar tan alto, pero cada contracción se lo hacía más complicado. Tenía ambas manos aferradas a las sábanas que lo cubrían, y en cuanto notó que su esposo había despertado, liberó dos ríos de lágrimas debido al intenso dolor y desesperación que estaba sintiendo.
— ¡Por favor llévame al hospital! — gritó, sonando como súplica, entre jadeos de dolor.
— Dios... ¡Vámonos! — se levantó de golpe, y rápidamente corrió hasta Jun.
Tomó las llaves y el celular que se encontraban en el buró, guardando ambos objetos en su pantalón de pijama. Inmediatamente después, cargó al castaño en brazos y a pasos desesperados salió de la habitación. El chico que sujetaba no lograba retener sus lágrimas ni quejidos, su dolor era cada vez más insoportable.
Jun sentía que todos sus huesos se rompían al mismo tiempo, una y otra vez, sin poder controlarlo, ésa sensación fue horriblemente constante durante el trayecto al hospital más cercano. Wonwoo intentó conducir con toda la velocidad que diera el motor, por poco se pasó varios semáforos, y aún así pensaba que iba demasiado lento.
El castaño se estaba esforzando demasiado por controlar su respiración y mantener la calma, apretando a cada segundo el borde del asiento trasero —donde se encontraba recostado— en busca de un alivio. Intentaba aferrarse a la idea de que ése era el último dolor que sentiría, que después vendría la felicidad, y podría decir con seguridad que ése infierno había valido la pena.
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Poco después llegaron al hospital, Wonwoo cargó a su pareja y entró prácticamente corriendo al lugar, mostrando su desesperación y pidiendo a gritos que por favor los ayudaran.
Varios médicos se acercaron a ellos, llamando rápidamente a los camilleros para ingresarlo a urgencias.
Jun les dijo con la voz entrecortada que sentía un dolor totalmente insoportable desde la espalda hasta sus piernas, y que no había parado ni siquiera por lapsos breves. Por supuesto, éso preocupó a las enfermeras y doctores que lo llevaban corriendo a un quirófano, pues por lo general, no hay tales condiciones en un trabajo de parto a menos que algo esté realmente mal con la persona embarazada o el bebé.
Wonwoo pudo entrar al quirófano junto con los demás, usando cubrebocas y bata esterilizada. Se mantuvo tomando la mano de su esposo, sin soltarla por ninguna razón.
Se le suministró una buena dosis de anestesia a Jun, la cual actuó en poco tiempo. Él dejó de sentir por completo, cerrando sus ojos, y entrando en un profundo sueño.