"Dada?..."

maldito seas Clay

Shapey negó con la cabeza y sin mirarlo a los ojos se levantó, agarró la mano de Block, esté no dijo nada y le devolvió el agarre

"Bien, váyanse a dormir o les irá peor" Clay ya frustrado salió de un portazo

En la sala, estaba el cuerpo de Bloberta inconsciente, el hombre fue a ver si seguía respirando, cuando se dió cuenta que sí, se enfureció y se dirigió a su estudio, buscó y rebuscó en su pequeño lugar en donde tenía un montón de armas diferentes, luego encontró la perfecta. La pistola se encontraba en la oscuridad, su forma era esbelta y letal. El cañón, una boca abierta y hambrienta, parecía esperar su próximo objetivo. La empuñadura, erosionada por el uso y el tiempo, contaba historias de batallas pasadas y victorias sangrientas, de animales cuyas cabezas eran exhibidas por todo su estudio sombrío el cual ningúna alma podía entrar.

Clay volvió a dónde su esposa que yacía tirada en el suelo ensuciando un poco la alfombra de la sangre que corría por su boca y naríz.

El hombre la vio con asco y odio como si viera a la persona que le arrebato su felicidad, y en cierto punto era cierto. El cargó su arma y disparó, todo era silencio hasta que se escuchó el resonante ruido de la bala.

Orel, el mayor fue a ver qué pasaba para encontrarse que su padre, la persona que más odia, estaba agarrando el cuerpo sangrante de su madre.

"¿Qu-que?..." Se le escapan algunas lágrimas al joven, el se sentía tan impotente de no haberla salvado.

Clay se giró al escuchar esa pregunta de Orel, el chico rápido se escondió mientras trataba de no llorar o que no se escuchen sus sollozos.

Horas más tarde

Shapey dormía tranquilamente hasta que se escuchó la puerta de su cuarto crujir, luego sintió el olor más horrible, era una especie de alcohol con vómito, era asqueroso.

"Ey~..."

Suspenso