Jk arriesgaria todo por estar con Jm incluso su propia vida pero Jm se niega a sentir algo por aquel maldito guardaspaldas.
Jm era un chico de la realeza y Jk tan solo un empleado.
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Luego de publicar aquel Twitt tragó en seco, muy pocas veces su padre lo llamaba a su diván, sabía lo que iba a pasar maso menos, tenía la soga hasta el cuello, pero tenía que desatarse y rapido. Con paso decidido abrió aquella enorme puerta y no solo lo encontro a su padre si no a varios hombres sentados con sus elegantes trajes, eran todos alfas, cosa que lo asustó un poco pero no podía aparentar ser débil, no nunca. Los Park no eran débiles. Aquellas palabras pertubaron sus oídos pero con toda seguridad del mundo camino a paso firme tras los ojos de su padre espectante a que de algún movimiento en falso.
- Padre - pronunció su nombre con una sonrisa un tanto falsa tratando de ahogar su miedo de estar con tantos alfas a la vez. No lo saportaba. Quería correr pero no había salida.
-Sientate - dijo autoritario con la mirada fría y un tanto enojada. Sabía que su hijo hacia cosas que arruinaban su reputación.
Se sentó en la silla en frente de su padre del otro lado de la habitación, mirándolo atentamente, e imitó sus movimientos, tomó aquella taza de café y dió un pequeño sobró al igual que su padre.
Eran demasiado iguales, solo que a uno se veía más cansado y viejo por el paso de tiempo y al otro una flor resplandeciente.
- No estarás más solo, a partir de ahora, Jk te cuidará - dijo sin mirarlo apuntando al alfa tatuado.
- Disculpa? - miro a su padre incrédulo.
- Se acabó todo lo que estás haciendo, jimin, te mantendré vigilado, quedó claro? - sentenció su padre apuntando a un papel que estaba arriba de la mesa con su maldita firma. Volvía a estar atado, no, no lo permitiría, otra vez NO!
En sus labios se formaron una sonrisa bromista, no lo iba a permitir, era un adulto ya, ya no era un niño.
- No, no me quedó claro - dijo desafiante - soy un adulto ya, no necesito una niñera. - dijo lo último mirando con gracia al alto tatuado haciendo que este lo mirara con odio.
Interesante!
Le generaba gracia su cara de odio, era interesante nadie lo miraba así, la mayoría caían a sus pies.
- Está decidido - dijo suspirando pesadamente levantandose para saludar a los demás miembros.
Su teléfono comenzó a vibrar, mensaje tras mensaje y el sabía de quién eran.
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